Luego de más de cuatro décadas, Ushuaia recuperó en 1994 parte del trazado que realizaba el ferrocarril penal de la ciudad más austral del planeta, convirtiéndolo en un atractivo turístico que atraviesa la ladera del monte Susana, en el valle del río Pipo, y a través de un paisaje zigzagueante ingresa al Parque nacional Tierra del Fuego.
El Tren del Fin del Mundo es un paseo que pone en valor parte del trazado que realizaba el ferrocarril penal y que se inicia a 8 kilómetros de la zona céntrica de la ciudad.
A bordo del convoy, en cuyas formaciones más rudimentarias se transportaban maderas y piedras para la construcción del penal, los relatos asombrosos y escalofriantes de los presos comienzan a surcar el recorrido.
El presidio, inaugurado en 1911 y cerrado definitivamente en 1947, cuenta con una planta de cinco pabellones, convertidos hoy en museo.
Ushuaia supo cubrir sus necesidades a través del trabajo de los presos, que cons- truyeron calles, edificios públicos, puentes e incluso elaboraban el pan del pueblo. Asimismo, el presidio dio impulso a los primeros servicios esenciales de electricidad, teléfono e imprenta.
Cruzando el Puente Quemado, la primera parada del tren turístico es la estación Cascada La Macarena, dejando atrás el Cañadón del Toro y con el acompañamiento del río durante todo el trayecto, con sus aguas de deshielo que desembocan en el Canal Beagle. En esta parada, los visitantes pueden bajar y disfrutar del ascenso a un mirador o tomar el sendero que llega un poco más arriba, sobre la cadena del Martial.
Es posible contemplar toda la belleza del parque nacional mientras los guías explican el origen y las características geográficas. Bordeando el curso de agua que serpentea el valle, se observa el Cementerio de Árboles, otro vestigio del paso del tren de los presos.
La estación del Parque Nacional es la última parada, luego de recorrer 7 kilómetros. Allí el visitante podrá caminar por el amplio espacio verde, continuar con alguna otra excursión o emprender el regreso a la ciudad.