Un reciente estudio llevado a cabo por investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Minnesota reflejó que el simple añadido de nueces a la dieta regular podría colaborar para contar con una buena salud según cumplimos años.
El estudio, por demás pormenorizado, examinó a más de 3.000 participantes y abarcó 20 años de historial dietético y 30 años de mediciones físicas y clínicas.
Los participantes, clasificados como “consumidores de nueces”, “consumidores de otros frutos secos” o “no consumidores de frutos secos”, proporcionaron un historial dietético autoinformado al menos tres veces durante el estudio; al inicio, después de siete años y luego de 2 décadas.
La conclusión dejó en claro que aquellos que comieron nueces a temprana edad mostraron una mayor probabilidad de ser más activos físicamente, tener una dieta de mayor calidad y experimentar un mejor perfil de riesgo de enfermedades cardíacas a medida que envejecían hasta la edad adulta media.
Concretamente, los investigadores hicieron hincapié en que los consumidores de nueces evidenciaron un mejor perfil de riesgo frente a afecciones circulatorias, que además incluye un inferior índice de masa corporal, menor circunferencia de la cintura, presión arterial más controlada y mejores niveles de triglicéridos en sangre.
Aunque no hay un número exacto de cantidad de nueces que se deben comer por día, la recomendación de la universidad estadounidense es no excederse de un consumo aproximado de 7 nueces o 14 mitades, es decir, unos 30 gramos diarios.
Múltiples beneficios
El consumo periódico y moderado de nueces redunda en múltiples beneficios para el organismo. Por un lado, a partir de la fibra que aporta este fruto seco, ayuda a controlar los niveles de azúcar en la sangre, favoreciendo además la flora intestinal.
Además, los polifenoles asociados refuerzan las defensas y previenen de enfermedades gastrointestinales, en tanto que el contenido de omega 3 es excepcional para mantener la salud del sistema cardiovascular, porque los ácidos grasos equilibran la relación entre colesterol bueno y malo, mejorando también el ritmo cardíaco.
En otro orden, el contenido en ácidos grasos poliinsaturados de las nueces puede ser clave para un buen funcionamiento de la trasmisión neuronal y del sistema nervioso en general.
Asimismo, todos los minerales que contiene repercuten favorablemente sobre algún sistema orgánico. Por ejemplo, el contenido de potasio que posee contribuye a la formación de proteínas necesarias para el desarrollo de toda la musculatura.
Por su parte, las vitaminas del grupo B coadyuvan con el buen funcionamiento del sistema nervioso y mitigan los impactos del estrés, en tanto que el triptófano, favorece la relajación muscular y el descanso profundo.
Otro de los beneficios de las nueces se centra en que su consumo es muy recomendable para las mujeres en período de menopausia, debido a su buen contenido en calcio que lo convierte en un buen sustituto de los lácteos.