Las propiedades de la miel

Su gran aporte energético y una capacidad endulzante mayor que la del azúcar la convierten en el edulcorante natural preferido por muchos. De todas maneras, hay que consumirla con prudencia y, sobre todo, no utilizarla como remedio para todos nuestros males.


La miel es el resultado de un proceso realizado por las abejas que utilizan como materia prima el néctar que obtienen de las flores, de secreciones de partes vivas de plantas o de excreciones de insectos chupadores de plantas (áfidos) que lo mezclan con otros elementos menores y procesan.
Alimento natural y nutritivo, la miel endulza, aromatiza y da sabor a diversas preparaciones culinarias, conservándose de forma natural a través de las enzimas propias que contiene.
Es un producto de consumo preferente que no caduca, por lo que se puede consumir sin problema, debido a que el contenido en agua de los azúcares es muy bajo y sin agua no hay microorganismos que puedan hacer aparición y propagarse.
Más allá de que no resulta extraño que la textura líquida de un tarro de miel se transforme con el paso del tiempo en prácticamente sólida, esto no es más que la demostración que el producto se ha cristalizado.
Tal circunstancia sucede porque la miel es una solución sobresaturada en azúcares (sobre todo glucosa y fructosa, aunque también una pequeña cantidad de sacarosa), lo que provoca que, al bajar las temperaturas pierda agua y se formen cristales.
De todas maneras, este proceso no afecta al sabor o la calidad y para que la textura se vuelva líquida, solo es necesario calentar la miel a baño María.
El color varía mucho y depende de las flores de las que provenga, ya que cada planta tiene una química distinta, con mayor o menor contenido en minerales, pero la tonalidad no está relacionada con la calidad.

No excederse en el consumo

Más allá de que tiene menos calorías y otros nutrientes que el azúcar, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir miel en forma muy limitada, con un máximo de unos 20 gramos por día y sin añadir a la dieta ningún otro tipo alimentos que contengan azúcar.
El exceso en su consumo supone el mismo riesgo para la salud que pasarse con el azúcar, aumentando el riesgo de padecer obesidad y sobrepeso, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
Por otra parte, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) recomienda evitar la miel en menores de un año, ya que puede contener esporas que, al alcanzar el tracto intestinal de un bebé, pueden transformarse en la toxina del botulismo, una enfermedad grave. Para los adultos, ingerir estas esporas no representa ningún peligro, pero antes de los dos años el sistema digestivo no es lo suficientemente ácido como para destruirlas.


La miel es un demulcente, es decir, una sustancia viscosa que mitiga las irritaciones o abrasiones de la mucosa, por lo que es uno de los productos caseros más utilizados para suavizar la garganta. Pero que tenga las propiedades de calmar, suavizar y aliviar síntomas, no significa que cure enfermedades.


También es muy utilizada en productos de cosmética fundamentalmente porque es un producto que, a pesar de estar compuesto por una baja cantidad de agua, es capaz de extraer y absorber la humedad si está expuesto a ella, lo que la convierte en un buen ingrediente de los productos hidratantes para la piel o el cabello.

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Modificado por última vez en Viernes, 18 Marzo 2022 09:48

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