Sabido es que la práctica depor-tiva constituye un bálsamo indiscutible para el cuerpo y la mente, por lo que una de las premisas para desarrollar una vida saludable se centra en realizar alguna actividad física, siempre adaptada a cada persona.
Lo expuesto se vio drásticamente acotado a raíz de los largos días de confinamiento, por lo que la habilitación impuesta para poder realizar caminatas o salir a correr en ciertos mementos del día obró como una catapulta para que cientos de personas salieran de sus hogares a desarrollar alguna actividad al aire libre.
Levantar el freno de mano a la contención motivó que muchos (aún los que no estaban acostumbrados a prácticas deportivas) salieran con todas las ganas a devorar kilómetros como si no hubiera un mañana, sin tomar los recaudos necesarios ni tomar conciencia de las limitaciones físicas para evitar lesiones y percances.
En primera instancia y aunque hayamos realizado ejercicios en casa durante la cuarentena, no podemos de dejar de lado que nuestro cuerpo seguramente perdió algo del acondicionamiento que tenía antes de que se ingresara en cuarentena.
Por esa razón debemos ser conscientes de que nuestro estado físico no es el mismo de antes y volver poco a poco a la activi-dad. En tal sentido, resulta conveniente iniciar con sesiones de 40 a 60 minutos, intercalando intervalos de andar rápido y trotar suave.
Esa sería la mejor manera de hacerle recordar a nuestro cuerpo y musculatura las sensaciones que se experimentan al ponerlos otra vez en movimiento.
Ante todo, disfrutar
Más allá de las ganas, no podemos dejarnos llevar por las ansias. No hay que excedernos con la intensidad ni con el volumen de kilómetros a realizar, porque producirse una sobrecarga o incluso una lesión.
Tampoco hay que sobrepasar una media del 80% de nuestra frecuencia cardíaca máxima en las sesiones, procurando que las salidas a caminar o correr sean programadas e incluyan sesiones de calentamiento y también de entre 10 y 15 minutos de estiramiento, que contribuyan a la relajación.
Además hay que aprovechar lo realizado durante los días de encierro y continuar con la ejercitación que ayudó a mantener el alistamiento físico.
Por otra parte, el ingreso a la estación más fría del año no tiene que ser impedi- mento para hidratarse antes, durante y después de poner el cuerpo en movimiento.
Puede que con el devenir de los días hayan quedado atrás algunos objetivos planteados de antemano en lo que a preparación física respecta, pero no por eso hay que desdeñar de nuevos desafíos y otras metas.
Tampoco hay que perder de vista que lo esencial es disfrutar. Dejar a un lado las rutinas diarias, calzarnos las zapatillas y ponernos en movimiento.
Llenar los pulmones de aire, transpirar y sentirnos libres. Observar todo lo que nos rodea y dejar que el viento nos azote la cara. Lo sucedido en el planeta en los últimos meses nos dejó como enseñanza que la vida hay disfrutarla todo lo que sea posible.