En los últimos tiempos, a partir de la irrupción de miles de adeptos de todas las edades que pueblan los distintos espacios verdes, el hecho de algunos de ellos pusieran en práctica correr en ayunas generó no pocas controversias.
En principio debe reconocerse que salir a correr constituye uno de los ejercicios más saludables, porque está entre las actividades físicas que más calorías consumen y entre las más eficaces para trabajar piernas, muslos y glúteos.
Por otra parte, también ayuda a una correcta postura de la espalda, además de contribuir al buen funcionamiento de los aparatos circulatorio y respiratorio, robustecer las articulaciones, regular el apetito, mejorar la calidad del descanso nocturno y reducir la ansiedad, creando una sensación de bienestar.
Estos sobrados motivos de salud convirtieron a la actividad en una de las más populares de nuestro país, con aficionados que optan por practicarla a primera hora de la mañana, poco después de levantarse y con el estómago aún vacío.
Algunos de quienes optan por entrenar tras llevar al menos 8 horas sin consumir ningún alimento resaltan que el hígado tiene niveles mínimos de carbohidratos almacenados, lo cual implica que el organismo recurra al uso de grasas.
Dichas reservas de hidratos son limitadas (duran entre 2 y 3 horas en el organismo), mientras que las grasas representan un sistema de almacenaje ilimitado.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que no es posible usar de forma directa y específica solo grasa, ya que hay que gastar también una cantidad mínima de carbohidratos en forma simultánea.
Asimismo, quienes ponen en práctica esta modalidad destacan que la recuperación pos entrenamiento es más rápida, si bien reconocen que la intensidad debe ser de baja a moderada, con una duración que no supere los 45 minutos, y que es aconsejable estar bien hidratado y haber ingerido hidratos de carbono la noche anterior.
Riesgos para la salud
Si lo que se pretende con este tipo de ejercitación es que ayude a perder peso hay que tener en cuenta que después de una actividad física realizada en ayunas se tiene más hambre de lo habitual, por lo que el cuerpo compensará en el desayuno todos los nutrientes que ha perdido durante la ejercitación.
Por otra parte, en determinados casos puede implicar un riesgo para la salud, especialmente en aquellos que no sepan controlar la intensidad del ejercicio, forzando al cuerpo a utilizar las pocas reservas almacenadas de hidratos de carbono.
Para corredores amateurs con poca preparación o poco experimentados es totalmente desaconsejable correr en ayunas y mucho menos hacerlo antes de una competición, en razón de que existe el peligro de sufrir mareos, náuseas, vómitos y hasta pérdidas de conocimiento por bajos niveles de glucosa en sangre, llegando incluso a sufrir casos de hipoglucemia.
Finalmente, si la persona cuenta con un aporte adecuado de proteínas, el riesgo de pérdida de masa muscular corriendo sin desayunar es inexistente, aunque sí podría suceder en el caso de llevarse a cabo una dieta hipocalórica o baja en calorías.