Fundada en 1945, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) lidera el esfuerzo internacional para poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria para todos y, al mismo tiempo, garantizar el acceso regular a alimentos suficientes y de buena calidad.
En tal sentido, el interés de esta entidad es identificar prácticas y un modelo a replicar para contribuir a un consumo inclusivo, sustentable y saludable, centrado en las personas.
Por esta razón sus representantes participaron en la VI Cumbre Cooperativa de las Américas realizada el año pasado en Paraguay y tomaron contacto con la experiencia desarrollada por La Coope, iniciándose contactos que derivaron en un encuentro realizado en el pasado mes de julio en la sede de la FAO en la ciudad de Roma (Italia), en el que participó Pablo Barbieri, subgerente general de la Cooperativa Obrera.
Posteriormente, Ignacio Moncayo, consultor coordinador del Área de Cooperativas de la Oficina Regional de la FAO para América Latina y El Caribe, y Elizabeth Kleiman, especialista del área de Sistemas Agroalimentarios Sostenibles de FAO Argentina, llegaron a Bahía Blanca, donde fueron recibidos por las autoridades de La Coope.
En eses marco, Moncayo se prestó al diálogo con Familia Cooperativa, haciendo hincapié en el fomento y la promoción de las cooperativas agroalimentarias, “un aspecto estratégico teniendo en cuenta que la alimentación pasó a representar un tema trascendental para las naciones”.
-Frente al crudo escenario que plantea el aumento del hambre y la pobreza en América Latina y el Caribe, ¿resulta necesario un cambio de paradigma para enfrentarlo como región?
-Es imprescindible y urgente tomar acción frente a la grave situación que enfrentamos. En América Latina y el Caribe, aproximadamente 268 millones de personas padecen inseguridad alimentaria moderada o grave, lo que representa un preocupante 40,6% de la población, muy por encima del promedio mundial de 29,3%. A pesar de algunas mejoras leves en el último año (en 2022 hubo 2,4 millones menos de personas padeciendo hambre en comparación con 2021), aún no hemos logrado recuperar los niveles previos a la pandemia de Covid-19. De hecho, el año pasado, 7,2 millones de personas más sufrieron de hambre en comparación con 2019.
“Adicionalmente, los índices de pobreza en América Latina siguen siendo más altos que antes de la pandemia (32,3% en 2021; 30,4% en 2019). Esta situación plantea paradojas preocupantes, ya que nuestra región es la principal exportadora neta de alimentos en el mundo y tiene la capacidad de producirlos para más del doble de su población. Sin embargo, a pesar de esto, el costo de una dieta saludable en nuestra región es el más alto del mundo, y muchos de quienes padecen inseguridad alimentaria aguda son los propios productores de alimentos rurales”.
“Estas realidades son un llamado urgente a la acción. Debemos replantear nuestro enfoque y trabajar en conjunto como región para abordar esta problemática y garantizar el acceso a una alimentación adecuada y suficiente para todos los habitantes”.
-¿Las cooperativas pueden constituir un aliado crucial en la lucha contra el hambre?
-Sin lugar a dudas, frente al complejo escenario actual de inseguridad alimentaria, exacerbado por el impacto de múltiples crisis globales sucesivas, es imperativo llevar a cabo una transformación profunda en nuestros sistemas agroalimentarios. En este contexto, las cooperativas emergen como actores cruciales y auténticos motores de esta transformación.
“Las cooperativas destacan por su eficiencia al gene- rar condiciones óptimas para acceder a financiamiento, mercados, servicios, bienes e insumos a precios más bajos. Su enfoque inclusivo fomenta la participación de la agricultura familiar en los sistemas de valor y, mediante encadenamientos productivos virtuosos, logran reducir asimetrías de poder y contrarrestar la concentración”.
“Además, las cooperativas son resilientes debido a su escala, lo que les permite afrontar las crisis económicas en mejores condiciones. Son flexibles y adaptables a los cambios, gestionan los riesgos de manera eficiente y basan sus procesos de toma de decisiones en la democracia y la transparencia.
Por último, su enfoque sostenible mejora la calidad de vida de sus asociados, promueve el consumo y la producción sostenibles, favorece el trabajo decente y contribuye a la gobernanza de los recursos naturales. Todos estos factores de transformación son inherentes a las cooperativas y están fundamentados en los principios esenciales del movimiento coope- rativo, que, a su vez, se alinean perfectamente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas”.
“Por otra parte, las cooperativas ofrecen soluciones intuitivas y poderosas para abordar los desafíos actuales de la inseguridad alimentaria y el desarrollo sostenible. Su papel clave en la transformación de los sistemas agroalimentarios es esencial para construir un futuro más justo, equitativo y sostenible para todos”.
El programa de La Coope
-En este contexto, ¿cómo considera la labor que lleva a cabo la Cooperativa Obrera a través del programa de Alimentos Solidarios?
-Esta iniciativa es sumamente interesante e inspiradora. Frente a los complejos escenarios mencionados, ya no es suficiente limitarse a diagnosticar los problemas ni quedarse como meros espectadores de la situación. En este sentido, nos ha cautivado profundamente este proyecto, ya que combina de manera efectiva la necesidad concreta de la Cooperativa Obrera de abordar la gestión de pérdidas y desperdicios de alimentos en sus procesos de almacenaje y distribución, al tiempo que destaca su histórica vocación social al satisfacer las necesidades alimenticias de comunidades y grupos organizados en el territorio.
“Además, es notablemente poco común ver un modelo de banco de alimentos de este tipo basado en la colaboración de voluntarias y voluntarios, muchos de ellos jubilados o ex colaboradores de la organización. Esta particularidad imprime una mística y dedicación distintas, derivadas de la genuina voluntad de aportar a la comunidad con acciones concretas. Es una comunidad a la que han servido desde diversos roles durante años, lo que realza aún más el valor y el impacto de esta iniciativa”.
“Nuestro deseo es promover iniciativas virtuosas como Alimentos Solidarios en otros actores del retail en la región, con el propósito de replicar impactos positivos y avanzar hacia un modelo de compra cada vez más sostenible. La relevancia y el éxito de esta experiencia nos inspiran a colaborar activamente para lograr un cambio significativo en la lucha contra el hambre y el desperdicio de alimentos, y así contribuir al bienestar de nuestras comunidades y al desarrollo sostenible de la región”.
-FAO acompaña la adopción por parte de la Asamblea General de Naciones Unidas de la primera resolución destinada a promover la Economía Social y Solidaria (ESS) para el Desarrollo Sostenible, que busca promover la coope-ración voluntaria y la ayuda mutua.
-¿Qué acciones están realizando al respecto en la región?
-Este logro es de suma importancia, ya que nos brinda un espacio significativo para incidir tanto política como técnicamente en el fomento de la Economía Social y Solidaria en la actualidad, con un enfoque especial en la promoción de las cooperativas como motores de transformación. Para ello hemos puesto en marcha una Agenda de Cooperativas Agroalimentarias integral, que destaca el papel crucial del sector cooperativo en los sistemas agroalimentarios, desde la producción hasta el consumo, buscando así ampliar la participación de estos actores en todas las etapas de las cadenas productivas.
“Trabajamos en estrecha colaboración con la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), de la cual la Cooperativa Obrera es una parte activa y relevante. Nuestro enfoque está en impulsar mejoras en la legislación cooperativa, normativas y políticas públicas sectoriales. Además, hacemos recomendaciones a las entidades de financiamiento y la banca del desarrollo para que comprendan que invertir en el sector cooperativo no solo cierra brechas económicas, sociales y medioambientales, sino que también contribuye a proveer bienes públicos a los territorios donde se desarrolla. Estamos comprometidos con potenciar el impacto positivo de las cooperativas en el ámbito agroalimentario y en la sociedad en general, y trabajamos en conjunto con actores clave para fortalecer este enfoque transformador”.
-Desde su órbita de acción, ¿en qué temas han desarrollado la promoción de la cultura cooperativa?
-A lo largo de varios años, la FAO ha liderado programas de cooperación técnica en distintos países, buscando impulsar mejoras en la legislación cooperativa. Este esfuerzo se ha fortalecido significativamente desde el Año Internacional de las Cooperativas en 2012. Nuestra participación activa también se ha extendido al diseño de instituciones y mecanismos de promoción y fomento de las cooperativas.
“Además, hemos creado plataformas de formación y espacios de intercambio de experiencias y buenas prácticas entre los diversos movimientos cooperativos de la región. Nuestro enfoque se centra en la mejora continua y en difundir la cultura cooperativa como un pilar fundamental para el desarrollo sostenible y la equidad social”.
“Estamos orgullosos de los resultados positivos que hemos logrado hasta ahora y estamos comprometidos a seguir en esta ruta de apoyo y acompañamiento al sector cooperativo. Nuestra meta es continuar promoviendo el crecimiento y fortalecimiento de las cooperativas como motores clave para el progreso económico y social en la región”.
-¿Qué opinión le dejó su visita a Bahía Blanca y en particular a la Cooperativa Obrera, una entidad que no sólo impulsa el abastecimiento responsable sino que fortalece los criterios comerciales basados en la sostenibilidad?
-La documentación y promoción de la experiencia de la Cooperativa Obrera como un actor consolidado en el sector retail de la región, con un firme compromiso con la sostenibilidad en sus procesos y acciones, resulta de gran relevancia. Durante nuestra visita junto a Elizabeth Kleiman hemos sido verdaderamente inspirados por lo que presenciamos.
“Esta visita ha abierto una serie de oportunidades de colaboración que ya hemos comenzado a explorar. Nuestra intención es trabajar en conjunto para desarrollar modelos virtuosos que integren voluntad e innovación, y que nos permitan reducir las brechas en el acceso a alimentos saludables y nutritivos a precios accesibles. Asimismo, buscamos impulsar la economía circular, disminuir las pérdidas y desperdicios de alimentos, y fortalecer los lazos con proveedores cooperativos locales y agricultores familiares”.
Estamos plenamente comprometidos a seguir de cerca esta experiencia y nos mantenemos disponibles para futuras aportaciones. Consideramos que la colaboración entre la FAO y la Cooperativa Obrera será de gran valor para enfrentar los desafíos que afronta nuestra región en materia de seguridad alimentaria y sostenibilidad, y juntos trabajaremos hacia un futuro más próspero y equitativo para todos”.