Desde hace 7 años el doctor Fernando Toledo está al frente del Servicio Médico Laboral (SML) de la Cooperativa Obrera, un sector que, pandemia mediante, debió trastocar diametralmente su accionar en 2020.
Ingresé en la Coope en setiembre de 2013, cuando el SML todavía funcionaba en calle Belgrano y de a poco, junto con los cambios que venían produciéndose a nivel país en materia de medicina laboral, empezamos a instrumentar distintos programas", explicó.
Después llegar ía la mudanza al lugar que ocupa actualmente, el moderno edificio de Paraguay 364, "un lugar que permitió la incorporación de compañeros que reforzaron el servicios médico".
"Hoy somos tres médicos trabajando en el SML más nuestra enfermera María (Fridatos) y la añadidura de otros servicios que se prestan en distintos lugares de diferentes provincias", acotó.
Según Toledo, la tarea que llevan a cabo no resulta sencilla, "aunque la empresa nos acompaña y nos estimula en cada iniciativa. Así, por ejemplo, en 2015 comenzamos con capacitaciones que comprenden desde cómo abordar distintas afecciones hasta las técnicas básicas de reanimación cardiopulmonar".
"Posteriormente la institución asumió la necesidad de incorporar desfibriladores externos automásticos (DEA) y hoy contamos con más de 25, por lo que tuvimos que capacitar gente para su utilización en diversos ámbitos, incluidas las sucursales", destacó.
Acerca del particular año que estamos transitando, sostuvo que "tuvimos que adecuarnos a diversas situaciones, uniéndonos con contenidos y consejos a las diferentes recordaciones mundiales en materia sanitaria, sumándonos a los planes de vacunación y tratando de llegar de la misma manera a todos los empleados de la Cooperativa".
"Con la Gerencia de Recursos Humanos habíamos planificado varias propuestas que incluían cartelería y acciones de comunicación acerca de diversas temáticas como alimentación saludable o lactancia materna, pero a poco de comenzar marzo hubo que modificar todo. Este nuevo riesgo biológico obligó a tomar acciones inmediatas y, de pronto, el distanciamiento social, la limpieza de manos y el uso de tapabocas pasaron a conformar parte de nuestras vidas", afirmó.
De tal manera, en una entidad de la magnitud de la Cooperativa Obrera, hubo que extremar recaudos para llegar en tiempo y forma a todos los lugares en los que cuenta con sucursales.
"A la toma de temperatura y la adecuación de protocolos tuvimos que sumarle el rediseño de los lugares de descanso y la modificación de algunos hábitos laborales, hechos que significaron todo un desafío. Paralelamente afrontamos una masiva campaña de vacunación antigripal, aislamos a las personas que presentaban factores de riesgo (más de 250 en la organización), establecimos separadores en los puestos de trabajo e instrumentamos barreras físicas en procura de preservar tanto al personal como a los asociados", añadió.
Asimismo, resaltó el hecho de que personal de otras áreas "se sumó para trabajar mancomunadamente con nosotros, siguiendo de manera pormenorizada los casos sospechosos de Covid 19 y la evolución de las personas contagiadas".
"En principio pensábamos que esto tendría un pronto final, pero lo cierto es que sigue extendiéndose con el transcurrir del tiempo. Una vez más la organización respondió en forma adecuada, brindándonos un acompañamiento invalorable para desarrollar una tarea que de otra forma sería imposible de sobrellevar", concluyó.
El legado de Mario Rusconi
El Dr. Mario Leonardo Rusconi, quien atendió al personal de la Cooperativa Obrera durante más de tres décadas, fue director del Servicio Médico Laboral de la entidad desde su creación en agosto de 1989 hasta su fallecimiento, acontecido en 2004.
Excelente profesional, tuvo además la bonhomía propia de los grandes de espíritu, con una vocación de servicio al prójimo que lo caracterizó tanto como su humildad y su desinterés material, no exento de la observación correctiva de quien hacía gala espontánea de un afectuoso paternalismo sobre sus pacientes que se convertían prontamente en amigos.
Tamañas virtudes impulsaron a las autoridades de la Cooperativa Obrera a imponer el nombre de Mario Rusconi al edificio situado en Paraguay 364 de Bahía Blanca, donde en la actualidad funciona el Servicio Médico Laboral, erigido precisamente en el lugar que constituyera la vivienda familiar del facultativo.