Missing Children y una búsqueda que no conoce de descanso

By Familia Cooperativa Febrero 14, 2025 24 0
Tras jubilarse y siguiendo el camino trazado por la bahiense Laura Meloni, Ana Rosa Llobet se sumó tan de lleno a la organización no gubernamental que busca chicos y adolescentes que faltan de su hogar, que en la actualidad es presidenta de la entidad a nivel nacional.


Si bien nació en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Ana Rosa Llobet se reconoce bahiense, porque llegó a la ciudad del sur bonaerense con apenas un año, desde donde se vinculó, hace ya 15 años, con Missing Children Argentina, una asociación civil sin fines de lucro conformada en 1999 para ayudar a las familias a encontrar chicos perdidos.
Su labor solidaria comenzó tras jubilarse y desde 2020 es presidenta de la entidad a nivel nacional. “Bahía tiene una gran tradición dentro de Missing Children, al punto que hoy, de 18 voluntarios, 8 son bahienses”, remarca Llobet, vinculada a la ONG a través de Laura Meloni, quien estuvo a cargo de la organización y dejó un gran legado.
“Laura fue una persona excepcional que trabajó con una entrega total, formando gente. Todo lo que sé hacer de Missing lo aprendí de ella, a través de su ejemplo, su espíritu solidario, su generosidad. Realmente hizo escuela”, subraya.
-En su caso, ¿cómo surgió este costado solidario y la decisión de querer hacer algo por los chicos?
-Siento que soy una privilegiada porque trabajé en lo que me gustaba y cuando me jubilé, dije: “Bueno, de alguna manera voy a devolver algo de lo que recibí haciendo un trabajo voluntario”.
“Ser docente de Literatura me marcó en cuanto al deseo de acercarme y ayudar a los jóvenes. La empatía con los chicos y los adolescentes es lo que nos moviliza como voluntarios y nos hace sentir útiles. Pensar en que se los puede ayudar de algún modo representa un desafío”.
-¿Cómo es la labor de la ONG?
-Trabajamos a partir de denuncias que nos llegan a través del teléfono, las redes sociales y el mail oficial de Missing Children, y desde comisarías, juzgados, registros y fiscalías de cualquier lugar del país que se conectan para pedir nuestra colaboración. A partir de esa solicitud nos conectamos con las familias, porque una parte importantísima de la tarea de búsqueda es que se sientan acompañadas.
Aunque los números cambian todo el tiempo, las búsquedas activas rondan las 140 en todo el país, de las cuales alrededor de 40 corresponden a personas que se perdieron siendo menores y, más allá del tiempo transcurrido, siguen sin aparecer.
“Algunos se han perdido hace muchos años y continúan estando en nuestra página porque los vamos a seguir buscando y difundiendo hasta que las familias tengan certeza de qué fue lo que pasó con sus hijos. No hay nada más doloroso para una familia que no saber dónde está su hijo”, destaca.
La tarea principal de la ONG es la difusión de las imágenes de los chicos en su sitio web y en las redes sociales, con el objetivo de que alguien los reconozca y dé aviso.
“Cuando nos avisan inmediatamente lo comunicamos a la fiscalía, a las comisarías o, en algunas ocasiones, a la misma familia. Ese dato es el que sirve para poder ubicarlo”, sostiene.
Según explica Llobet, en cada caso hay un voluntario que se ocupa de llamar cada tanto a la familia para saber si hay novedades, porque a veces los chicos aparecen y la ONG no se entera, y también para que la familia se sienta acompañada.
“A veces desde los organismos oficiales las búsquedas se detienen porque llega un punto en que las fiscalías y los juzgados parecieran no tener nada más por hacer. Pero la familia necesita saber que alguien sigue apostando a que su hijo aparezca, por eso es muy importante mantener el contacto”, afirma.
La mayor parte de las denuncias se dan en el Gran Buenos Aires y corresponden a adolescentes mujeres, algunas de las cuales se fugan de forma voluntaria por algún conflicto intrafamiliar. En segundo lugar se ubican los secuestros parentales, que se dan cuando el padre o la madre se lleva a su hijo sin el consentimiento del otro.
“Esos casos son muy comunes. El menor está con el papá o con la mamá, pero el impedimento de contacto con el otro cónyuge representa un delito, y ahí también tiene que intervenir la Justicia. Muchos de esos casos son complejos porque los chicos son llevados a través de la frontera y necesitamos un respaldo legal para poder difundir la imagen”, señala.
-¿Las redes sociales influyen en la desaparición de chicos?
-Sí, por supuesto. Los casos de grooming son muchísimos y en Bahía Blanca tenemos la triste historia de Micaela Ortega, que fue captada a través de las redes sociales. Por eso es tan importante el trabajo que se haga en las escuelas y las familias a todo nivel, tratando de fortalecer estrategias para no caer en este tipo de situaciones.
Llobet remarca que las redes sociales tienen una doble cara: por un lado constituyen un ámbito propicio para este tipo de delitos y, por otro, permiten la difusión y la multiplicación de las búsqueda de chicos desaparecidos.
“El simple hecho de compartir una imagen desde el link de Missing Children brinda la posibilidad de que se multiplique la difusión y llegue a algún lugar donde ese chico pueda estar y reconocerse. El compromiso de la gente compartiendo las imágenes y por supuesto comunicándose con nosotros representa la posibilidad de que una familia recupere a un hijo perdido”, acota.
La ONG recibe tanto denuncias como aportes de información que sirvan para dar con el paradero de algún chico. Y todo dato es bienvenido.
“Muchas veces la gente nos dice: ‘No sé si esta información servirá, porque a lo mejor no tiene nada que ver, pero yo vi un chico muy parecido al que están mostrando’. Y nosotros agradecemos mucho que lo hagan. A veces no es el joven que estamos buscando, pero muchas veces sí. Entonces, ante la duda, que la gente no se preocupe: si la información no sirve, se descarta”, resalta.
Cuando los chicos aparecen, algo que sucede en el 95 por ciento de los casos, las fotos se reemplazan por una bandera verde en la página de Missing Children.
“Generalmente nosotros nos enteramos por los medios, llamamos a la comisaría, pedimos los datos de la familia y ahí recién intervenimos”, añade.

El caso Loan

La urgencia de la difusión es un tema ineludible, destaca Llobet. Por eso, aunque a veces se pueda sospechar que un adolescente se fue a lo de un conocido y ya va a volver, no hay que dejar de lado que también puede estar suscitándose alguna situación grave.
“Nosotros necesitamos tener la información cuanto antes. La primera hora es `de oro` porque el niño/a o adolescente puede ser encontrado en su contexto habitual. Después se hace mucho más difícil. De hecho tenemos el triste ejemplo de Loan Peña, en el que se tardó tanto en iniciar la búsqueda que ya no estaba donde tenía que estar. Otra podría haber sido la historia si en forma inmediata se hubiera sabido del caso y difundido a nivel nacional como se difundió tres o cuatro días después”, indica.
Lo cierto es que el caso generó un apoyo masivo, al punto que Missing Children recibió mensajes de distintos lugares del país con el aporte de datos y agradecimientos.
“Tuvo una difusión extraordinaria y eso nos conectó muchísimo con distintas localidades y con gente que se ha puesto a buscar. Es una maravilla que la gente responda y se haya puesto a googlear los nombres de los chicos que tenemos en nuestra página o en las redes sociales para ver si puede averiguar algo. Es asombroso ese aporte y a la vez alentador, porque en un mundo con tantas crueldades y situaciones tremendas, que de golpe haya aflorado la sensibilidad y las ganas ayudar y tratar de brindar lo que se pueda, nos reconcilia un poco con la humanidad”, concluye.

Cómo contactarse
Se puede enviar un mensaje a Missing Children por WhatsApp al 1141572101 o al mail Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
También es factible comunicarse a través de las redes sociales que se encuentran en el sitio web missingchildren.org.ar

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Modificado por última vez en Viernes, 14 Febrero 2025 12:21

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