Situada en la provincia de La Altagracia y sinónimo de atractivo turístico mundial, Punta Cana remonta sus orígenes a 1969, cuando un grupo de intervencionistas estadounidenses adquirió 77 kilómetros cuadrados de territorio que no se habían desarrollado ni trabajado, más allá de pequeños pueblos pesqueros en la costa.
A decir verdad, la creación de la gran joya de la corona de República Dominicana se debe a Frank R. Rainieri, un importante empresario dominicano que convenció a los inversores para que apuesten por desarrollar una zona que estaba próxima a ser talada.
Conscientes del potencial infinito que representaban las playas, el arrecife de coral y las múltiples posibilidades que ofrecía una región virgen, los inversionistas (Rainieri incluido) erigieron un imperio turístico que a partir de 1970 pasó a denominarse Punta Cana, nombre que se debe a que se sitúa en el punto más oriental de la isla y la palabra Cana, proveniente de un vocablo indígena que significa selva virgen.
Desde ese momento, y a partir de sus 48 kilómetros de costa natural, Punta Cana fue creciendo exponencialmente a partir de la instalación de grandes cadenas hoteleras, la creación de un puerto recreativo y deportivo y la inauguración de un aeropuerto internacional.

Así, Playa Bávaro (reconocida por la Unesco como una de las mejores del mundo), El Macao, Arena Gorda, Cabeza de Toro y Playa Juanillo representan lugares dignos de ser visitados por aquellos turistas que quieran gozar de un merecido descanso bajo las reconocibles palmeras que anidan en la región.

Frente al descanso de las playas, Punta Cana ofrece además una vibrante vida nocturna, con reconocidas discotecas, bares frente al mar o lujosos casinos y la posibilidad de realizar excursiones hasta el Parque Nacional de Los Haitises (situado en la bahía de Samaná), la reserva ecológica Ojos Indígenas, Cayo Levantado, Cabo Engaño, Santo Domingo o las bellas islas Catalina y Saona.
Y si se prefiere explorar hasta el último rincón, el lugar también es ideal para realizar todo tipo de actividades acuáticas, o simplemente hacer un recorrido en barco, ya sea para salir de fiesta, bucear con tiburones o para recorrer la costa de color aguamarina.