Pese a la falta de reconocimiento de soberanía y legitimidad, Sealand es una de las micronaciones más conocidas del mundo y a menudo se le usa como un caso de estudio, referido a la manera en la que los principios de derecho internacional se pueden aplicar a un territorio en disputa.
Este principado autoproclamado reclama como territorio soberano propio la plataforma marina Roughs Tower, construida por la Royal Navy en 1942 y localizada en el mar del Norte, a diez kilómetros de la costa de Suffolk, en el Reino Unido, así como aguas territoriales en un radio de doce millas náuticas.
La instalación, compuesta por una plataforma flotante equipada con una estructura de dos torres unidas por una cubierta y asentadas sobre un banco de arena, fue ocupada por entre 150 y 300 personas durante la Segunda Guerra Mundial, hasta que en 1956 se evacuó el último personal y quedó abandonada.
El 2 de septiembre de 1967 la torre fue ocupada por Patrick “Paddy” Roy Bates, un ciudadano británico presentador de una radio clandestina, quien expulsó a un grupo de radiopiratas que ocupaban el lugar y reclamó soberanía, acuñando para sí mismo el apelativo de Su Alteza Real Príncipe Roy de Sealand.
Tras algunos incidentes registrados con la Royal Navy, Bates y su hijo Michael fueron arrestados y llevados ante un tribunal británico que desestimó el caso, alegando que no tenía jurisdicción sobre asuntos internacionales ya que Roughs Tower se encontraba más allá de las aguas territoriales de Gran Bretaña.
Bates tomó esto como un reconocimiento de su país y emitió una constitución, una bandera y un himno nacional, entre otras cosas, antes de radicarse en Inglaterra donde vivió hasta su muerte, acontecida en 2012.

Independientemente de su estatuto jurídico, la familia Bates gestiona Sealand como si se tratara de una entidad soberana reconocida y son sus gobernantes reales hereditarios.