En coincidencia con la conmemoración del Día Internacional del Voluntariado, la Cooperativa Obrera realizó una serie de actividades tendientes a homenajear a todas aquellas personas que por deseo, propia voluntad y sin percibir remuneración alguna participan de actividades solidarias en instituciones orientadas al servicio al prójimo.
En este contexto se llevó a cabo la Semana de los Voluntarios, en la que casi un centenar de personas vinculadas a la Cooperativa Obrera tomó parte de diferentes iniciativas, que contemplaron compartir una tarde de recreación junto a los adultos mayores que viven en el Hogar del Anciano, preparar una merienda y participar de juegos con más de 80 niños/as que asisten semanalmente al Comedor Los Membrillitos, y entregar alimentos a 300 familias en condiciones de vulnerabilidad socio económica en el Hogar Mamá Margarita.
Asimismo, los voluntarios brindaron colaboración para cocinar tortas saludables junto a niños y niñas que asisten al curso de repostería que se brinda en el Centro Comunitario San Ignacio de Loyola, del barrio Spurr, lugar en el que también se elaboraron viandas para familias que residen en el sector, entre otras actividades.
Por otra parte, compartieron un almuerzo con operarios de la Panificadora Nuevo Sol, mientras que empleados administrativos de La Coope junto a sus hijos mayores de 8 años armaron cajas con alimentos para donar y embolsaron pan recién horneado para entregarlo personalmente en instituciones beneficiarias del Programa Alimentos Solidarios.
Paralelamente se desarrolló un acto del que participaron voluntarios del citado programa que lleva adelante La Coope, representantes de las instituciones beneficiarias, y autoridades de la entidad y de la Fundación Cooperativa Obrera.
En la oportunidad, Mónica Giambelluca, Presidenta de La Coope y de la Fundación Cooperativa Obrera, y Pablo Barbieri, Subgerente General de la entidad y quien ofició de moderador, resaltaron los alcances del Programa Alimentos Solidarios y la labor que cumple el grupo de voluntarios que facilitan de forma organizada el desarrollo de acciones tendientes a la donación de productos a diferentes instituciones.
En tanto, Evelin Glenda Best, coordinadora del voluntariado de la Cooperativa Obrera, agradeció a los grupos de personas que desarrollan una loable función social en entidades escolares y sociales, ofreciendo tiempo, saber u otros recursos sin recibir ningún tipo de contraprestación económica.
Acerca del Programa Alimentos Solidarios dijo que “se inició el 3 de enero de 2020, con el objetivo de recuperar, donar y cuidar el medio ambiente. Por entonces no imaginábamos que, más allá de la pandemia, lograríamos crecer, sumando cada vez más productos y trabajando incansablemente”.
“Con las distintas instituciones se creó un vínculo de confianza que nos permitió hacer camino al andar, y en base al esfuerzo conjunto y la ayuda mutua se logró extender una mano a quienes más lo necesitan”, resaltó Best.
Finalmente reconoció la tarea de todos y cada uno de los voluntarios vinculados al Programa Alimentos Solidarios.
“Los que van siempre, los que lo hacen de vez en cuando, los que acuden de urgencia, los que concurren poco pero quieren ir más, todos conforman un equipo único, luchador e incansable, que sólo brinda palabras de aliento, de positivis- mo, de entrega y de amor, con un fuerte compromiso para con el prójimo”, concluyó.
Seguidamente, un panel integrado por Gabriel Avalos, del Comedor Los Membrillitos, situado en Villa Arias; Mabel Agüero del Centro Comunitario San Ignacio de Loyola, del barrio Spurr; la Hermana Mirta Amarilla, del Hogar del Peregrino, y Silvia Santa Cruz, del Hogar Mamá Margarita, además de la mencionada Evelin Best, expuso acerca de las distintas actividades humanitarias que llevan a cabo a través del voluntariado.
Una cadena solidaria
Nuestra forma de producción y consumo, como humanidad, está generando un impacto ambiental que pone en riesgo el futuro de la tierra. Hoy necesitamos 1,75 planetas por año para abastecernos y se estima que en el 2050 necesitaremos 3.
Es un hecho irrefutable que estamos produciendo productos y alimentos a un ritmo que perjudica al equilibrio medioambiental del planeta, mientras que, paradójicamente, aumenta la cantidad de alimentos que terminan en la basura y más de 800 millones de personas padecen subalimentación crónica.
La Agenda 2030 de la Cumbre de líderes de todo el mundo realizada en 2015 contiene 17 Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS).
El ODS 12 nos convoca a garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles, mientras que el ODS 2 se centra en ponerle fin al hambre y mejorar la nutrición.
En línea con los ODS 2 y 12 de la ONU, las entidades de la economía social nos vemos en la obligación moral de actuar con urgencia y determinación para intentar revertir esta situación que carece de sentido común, solidaridad, equidad y justicia social.
Estudios recientes en Argentina mencionan que el 4,76% de las ventas de productos frescos, perecederos y almacén en supermercados y autoservicios es merma, lo que se traduce en más de 123.000 toneladas de alimentos desperdiciados por año.
Anualmente en Argentina solo el 2,9% de la merma de los supermercados se entrega en forma de donación, lo que nos fuerza a mejorar las operaciones y recuperar los desperdicios para reducirla y lograr que una parte importante pueda ser donada.
Frente a esta situación, a comienzos de 2020 nació Alimentos Solidarios, un proyecto de la Fundación Cooperativa Obrera que busca reducir los desperdicios colaborando en la alimentación de personas en situación de vulnerabilidad, y que se ha sostenido en el tiempo gracias al trabajo solidario de sus voluntarios y al apoyo de La Coope.
Alimentos Solidarios comenzó recuperando los productos que no estaban en condiciones de ser comercializados en los supermercados de la Cooperativa Obrera, en su mayoría mercadería con problemas en el envase, en su etiquetado o próxima a su vencimiento, pero que al mismo tiempo estaba apta para el consumo.
La mano de obra solidaria para poder transformar una potencial merma en una donación está a cargo de los voluntarios de la Fundación Cooperativa Obrera. En este contexto, en 2021 fueron 75 los voluntarios que trabajaron ad honorem en la recepción, clasificación y entrega de los alimentos.
Y en ese mismo año fueron 55 las instituciones educativas, talleres protegidos, merenderos y entidades que cobijan a discapacitados a las que La Coope y sus proveedores entregaron donaciones por más de 370.000 kilos-unidades de productos, equivalentes a un millón de platos de comida.
En síntesis, Alimentos Solidarios es el resultado de una cadena solidaria, sostenida en los preceptos cooperativos del esfuerzo propio y la ayuda mutua, que busca consolidar voluntades y compromisos de muchas personas en acciones concretas para poder construir juntos un mundo mejor.