Destete dirigido por el bebé”, “alimentación autorregulada” o “alimentación a demanda” son las distintas denominaciones con las que se conoce en en nuestro país al método BLW (Baby Led Weaning) de introducción gradual de comida entera que cada vez se populariza más entre familias con niños y niñas que, con un mínimo de seis meses, comienzan a ingerir sólidos.
El método propone que el niño sea parte de la comida familiar y que no tenga su primer contacto con los alimentos a través de la papilla, sino que pueda tomarlos con sus manos (en principio, sin cubiertos), en pequeños trozos. El objetivo es que descubra los diferentes sabores y texturas, siempre a demanda, sin ser obligado a comer más de lo que desee.
La intención es que, para comenzar, se le ofrezcan cosas blandas, ya sean verduras cocidas, pescado sin espinas en pedazos pequeños, frutas o demás alimentos aconsejados por el pediatra.
“La profesional que atiende a mi hijo nos aconsejó probar este método que me pareció interesante, teniendo en cuenta que no se centra en forzar la alimentación sino en dejar que explore por sus propios medios”, explica la psicóloga María Agustina Tolosa, mamá de Ignacio, de 8 meses.
Al tratarse de comida sólida y pedazos manipulables, María Agustina reconoce que, en principio, el mayor miedo se centraba en un posible atragantamiento, pero la médica de cabecera de su hijo despejó esos temores.
“Nos asesoramos con la pediatra, quien está muy informada del tema y nos explicó los mecanismos que tiene un bebé para liberar su garganta y cómo identificar si tenemos que intervenir”, destaca.
A su debido tiempo, Ignacio fue incorporando los alimentos. “Rechazar la comida fue parte del aprendizaje, tanto del bebé como mío. El método en sí mismo no es para nada invasivo, porque él decide cuánto y qué comer de lo que le ofrezco”, acota.
María Agustina comenta además que, en primera instancia, hay restricciones de tamaño y de forma. “Según me explicó la pediatra el alimento no tiene que exceder el largo y el grosor del dedo índice de mi mano. La carne y el pollo deben estar cortados transversalmente a la fibra y la textura tiene que ser blanda para que lo pueda disolver”.
Entre los puntos a favor del método resalta que “le proporciona al bebé la práctica de su autonomía, porque empieza a tomar sus primeras decisiones. Además, es estimulante porque le permite explorar con diferentes texturas, sabores y olores”.
A su criterio, el único punto en contra podría centrarse en la suciedad que conlleva el hecho de que el bebé se alimente por sí mismo, que obliga a higienizarlo una vez que se lo saca de la silla de comer.
Para tener en cuenta
• El bebé ya no debe tener el reflejo de extrusión (es decir que expulse al exterior los alimentos con la lengua) y debe mostrar interés por lo que come.
• Es necesario que el niño se siente erguido, en una posición que le permita alcanzar la comida con sus manos.
• No es un requisito fundamental que el bebé tenga dientes. De hecho se recomiendan trozos de un tamaño no tan pequeño, para que pueda agarrarlos sin inconvenientes.
• La comida se le ofrece de tal manera que el bebé elige y tome con sus manos lo que le interesa.
• Lo ideal es que el bebé coma lo mismo que el resto de la familia, lo que facilitará que pruebe una mayor diversidad de alimentos.
• Al momento de comer, también se le debe ofrecer agua, más allá de que el bebé siga tomando el pecho o leche sustituta.
• Es un método que enseña a través del ejemplo y por ello la familia deberá planificar alimentos saludables.
• Favorece las habilidades motoras y la autonomía del bebé.
• Permite estimular más los sentidos del bebé al descubrir por él mismo, distintos sabores, texturas, colores y olores.
• Los bebés determinan a la velocidad que comen, y por lo tanto disfrutan más de la comida, sin sufrir imposiciones o asociaciones negativas con la comida.
• Al no obligarlos a comer o a terminar el plato, más adelante estarán dispuestos a probar nuevos alimentos en el futuro y el momento de comer se convierte en una situación agradable para el bebé.
• Favorece la adquisición de buenos hábitos alimentarios que logran evitar el sobrepeso y/o obesidad en el corto y largo plazo.
• Al no utilizarse prácticamente comida procesada, el bebé no consume azúcares añadidos o exceso de sal.
• Es preferente que no haya nada que distraiga al niño/niña cuando come, por lo que se recomienda que televisores, teléfonos y computadoras estén apagados o fuera de su alcance visual y auditivo.
Precauciones
Con la finalidad de aportar mejoras al método BLW, la Universidad de Otago (Nueva Zelanda) llevó a cabo un estudio que destaca que, para evitar la deficiencia de energía y hierro en cada comida, se debe ofrecer un alimento proteico (no más de 30/40 gramos de carne o pescado al día o bien un huevo pequeño diario y legumbres), un farináceo (arroz, pasta, pan), y una verdura y/o una fruta. Para aumentar el aporte de energía también se puede utilizar aceite de oliva y/o palta en las comidas.
Por otra parte, la lactancia materna o artificial (si la primera no es posible) sigue siendo la principal fuente de energía por lo que no debe interrumpirse. Entre los 6 y los 8 meses la energía que se le debe aportar proveniente de la alimentación complementaria es de 1/5 del total y el resto de energía se le ofrece en forma de leche. Mientras que entre los 9 y los 11 meses el 50% del aporte calórico tiene que provenir de la alimentación complementaria y el otro 50% de la leche, aproximadamente.
La incorporación de nuevos alimentos se tiene que hacer de una manera progresiva, lenta y en pequeñas cantidades, respetando un intervalo de algunos días para cada nuevo alimento y observando cómo se tolera.
Para paliar el riesgo de asfixia o ahogo es aconsejable evitar aquellos alimentos que pueden producir atragantamiento como frutos secos enteros (que sí pueden ofrecerse molidos), uvas enteras y trozos de manzana o zanahoria cruda, que podrán ser consumidos en estas formas a partir de los 3 años de edad.
Hay que diferenciar asfixia (atragantamiento total) de las arcadas que son habituales en los bebés, ya que tienen muy sensibles los reflejos que hacen que cualquier cosa que alcance la parte posterior de la lengua o la garganta se las produzca.
Igual de relevante es no dejar solo al bebé, por lo que siempre deben comer acompañados.
Encontrar el equilibrio
Con una vasta experiencia en el ámbito de la pediatría, el médico Rubén Rodolfo Marlia (matrícula 197.371) destacó que el método BLW surgió “hace unos 15 años, como una alternativa de alimentación distinta a la tradicional”.
“Es cierto que, siguiendo el proceso madurativo del bebé, en los últimos tiempos cada vez más padres preguntan por esta alimentación complementaria para el lactante”, subrayó.
A su criterio, en el proceso alimentario de los bebés hay que encontrar un equilibrio entre los métodos ya conocidos y las nuevas tendencias.
“No hay estudios que marquen demasiadas diferencias en el crecimiento del bebé respecto de los métodos tradicionales. La alimentación dirigida por el lactante, que ahora se conoce como introducción de sólidos guiada por el bebé, supervisada por los padres, tiene como ventaja que, al autorregularse la ingesta, hay menor incidencia de sobrepeso y obesidad”, resaltó.
Asimismo sostuvo que, básicamente, el bebé no utiliza la cuchara, por lo que al agarrar los alimentos con los dedos dirige el proceso de alimentación.
“Es bueno que los padres le brinden preferentemente los mismos alimentos de la comida familiar, porque el bebé tiene la capacidad de llevarlos a la boca y masticarlos adecuadamente”, añadió.
Finalmente, destacó como una posible desventaja el hecho de que el bebé seleccione alimentos que no sean ricos en calorías o en micronutrientes como el hierro y el zinc, por lo que podrían resultarle deficitarios.