A raíz de un brote registrado durante la presente temporada estival en Florianópolis y otros balnearios de la zona sur de Brasil volvió a cobrar notoriedad el norovirus, una afección que se propaga, comúnmente, a través de alimentos o agua que se contaminan durante la preparación, o a través de superficies contaminadas.
Si bien la infección por norovirus se produce con mayor frecuencia en entornos cerrados donde hay mucha gente, como hospitales, asilos de ancianos y convalecientes, guarderías, escuelas y cruceros, en ocasiones puede generar un brote en entornos como el ocurrido en distintos lugares turísticos del vecino país.
Altamente contagioso, el virus puede permanecer en las superficies y objetos durante días o semanas. Se trasmite a través de las heces y los vómitos, y es factible contagiarse desde el momento en que comienzan los síntomas de la enfermedad hasta varios días después de producida la recuperación.
La infección puede contraerse por noro- virus a través del consumo de alimentos contaminados, beber agua contaminada, tocarse la boca con las manos después de que estas estuvieran en contacto con una superficie o un objeto contaminado, estar en contacto estrecho con una persona que tiene la enfermedad.
Por otra parte, los norovirus son difíciles de eliminar porque pueden soportar temperaturas altas y bajas, y muchos desinfectantes.
Los signos y síntomas de la infección pueden aparecer de manera repentina e incluir náuseas, vómitos, dolor o calambres musculares y estomacales, diarrea líquida o blanda, sensación de malestar general y febrícula.
En la mayoría de los casos, la infección por norovirus suele desaparecer en pocos días y no es mortal. Sin embargo, en el caso de algunas personas, especialmente en niños pequeños, adultos mayores y personas con el sistema inmunitario debilitado u otras afecciones médicas, o mujeres embarazadas, la afección puede resultar grave.