En el marco de la Conferencia sobre Cambio Climático desarrollada en Belém, Brasil, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) lanzó en los últimos días un plan de refrigeración sostenible para enfrentar el calor extremo, con el que se podrían reducir las emisiones de gases contaminantes en un 64 % para 2050.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), autor del estudio, advierte de que la demanda por refrigeración puede triplicarse en los próximos 25 años debido al aumento de la población y la riqueza, a olas de calor extremas más frecuentes y al incremento de los hogares con bajos ingresos.
De no cambiar el rumbo, las emisiones derivadas de la refrigeración alcanzarán 7.200 millones de toneladas de gases de efecto invernadero para 2050, casi el doble de los niveles de 2022, ejerciendo además una fuerte presión sobre las redes eléctricas.
Según el documento, las olas de calor son los eventos climáticos más mortales, con cientos de miles de fallecimientos cada año, especialmente en las zonas urbanas, donde el efecto conocido como “isla de calor” puede aumentar las temperaturas entre 5 y 10 grados.
Este fenómeno es ocasionado, entre otros, por la falta de vegetación, reemplazada por superficies que absorben y retienen calor como el asfalto y el hormigón, la falta de sombra y la liberación de calor que producen los vehículos y el aire acondicionado.
Sin una acción urgente, apunta el informe, más de 1.000 millones de personas podrían quedarse sin acceso adecuado a la refrigeración para 2050.
Ruta de enfriamiento sostenible
“La vulnerabilidad es mayor entre los grupos de bajos ingresos y alto riesgo (como mujeres, pequeños agricultores y personas mayores) que carecen de acceso a la refrigeración, a edificios resilientes y espacios verdes urbanos”, señala el reporte.
Para evitar que eso suceda, el PNUMA propone una “Ruta de Enfriamiento Sostenible”, que ayude a refrigerar los espacios sin agravar la crisis climática.
De acuerdo con la directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen, a medida que las olas de calor son más frecuentes y extremas, el acceso a la refrigeración debe considerarse como un servicio esencial.
Sin embargo, Andersen alerta de que la crisis de calor no se puede resolver solo con aire acondicionado, pues elevaría costos, aumentaría las emisiones y pondría en riesgo la capa de ozono.
Soluciones pasivas, energéticamente eficientes y basadas en la naturaleza como techos y espacios verdes, tecnologías de bajo consumo, a través de ventiladores y sistemas híbridos con aire acondicionado, ayudarán en esta tarea.
Con su implementación se podrían reducir las emisiones en un 64 % (unos 2.600 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente); evitar hasta 43 billones de dólares en costos energéticos y de infraestructura y mejorar el acceso a la refrigeración para 3.000 millones de personas.



































