Los seres vivos están relacionados por la alimentación y dependen unos de otros para sobrevivir, por lo que si alguno de ellos desaparece o se reduce en su número afecta al resto de seres vivos relacionados con él.
Este concepto es lo que se conoce como cadena trófica o cadena alimenticia, que se clasifican de acuerdo con el hábitat en que tienen lugar, por lo que usualmente se habla de dos tipos distintos: las cadenas tróficas terrestres y las acuáticas.
• Las primeras corresponden a las que se producen en los distintos lugares de la plataforma continental, incluso bajo la superficie terrestre.
• Las cadenas tróficas acuáticas se dan en ambientes marinos y se conforman por criaturas adaptadas a la vida acuática o submarina.
Siguiendo el símil de la cadena, cada nivel representa un eslabón. El primero de ellos se inicia con los denominados productores, los vegetales, que sintetizan sustancias orgánicas a partir de sustancias inorgánicas que toman del aire y del suelo, y con energía solar por medio de la fotosíntesis.
El siguiente eslabón lo constituyen los consumidores, que se alimentan del productor. En este nivel, además, existen los consumidores primarios, que sirven a su vez de alimento a otros seres, denominados consumidores secundarios, y así sucesivamente.
En el último nivel de la cadena alimenticia se encuentran los descomponedores, que actúan sobre los organismos muertos, degradan la materia orgánica y la transforman nuevamente en materia inorgánica devolviéndola al suelo y a la atmósfera.
En la naturaleza, las cadenas tróficas suelen estar interconectadas, formando redes tróficas, que representan la complejidad de las relaciones alimentarias en un ecosistema, mostrando cómo la energía y los nutrientes fluyen a través de múltiples organismos.
Graves consecuencias
La desaparición de los seres vivos que constituyen un eslabón de la cadena conlleva graves consecuencias para el resto de aquellos que conviven en ese ecosistema.
En este contexto, los seres vivos que se encuentran en los siguientes niveles también desaparecerán al quedarse sin alimento.
De tal manera se producirá una superpoblación del nivel inmediatamente anterior, pues ya no existe su predador y, en consecuencia de lo dicho anteriormente, se desequilibrarán los niveles más bajos.
Por ejemplo, cuando se ha perseguido y diezmado a lobos o coyotes por considerarlos una plaga para el ganado, el número de roedores, que eran parte de su alimentación, crecía espectacularmente, lo que conducía a que éstos hicieran finalmente estragos en los cultivos.
Asimismo, los seres humanos, al manipular la naturaleza en su beneficio, alteran el equilibrio en las cadenas tróficas. Por ejemplo, la agricultura supone la creación de un ecosistema muy reducido más propenso para enfermedades y plagas.