Beneficios y contras que deparó la comunicación en pandemia

Ante el flagelo del Covid-19, las plataformas digitales y las redes sociales pasaron a ser las principales vías de contacto y las claves para el teletrabajo y la educación a distancia. Marcelo Tedesco, profesor universitario, habló sobre los cambios experimentados en materia de comunicación y de qué forma la virtualidad seguiría formando parte de nuestras vidas.

La implementación del aislamiento social, preventivo y obligatorio forzó una manera distinta de comunicarnos que deparó beneficios y contras.
Por un lado derribó las barreras de la distancia y acortó los tiempos -al punto que las videollamadas pasaron a ser moneda corriente para tomar parte de reuniones laborales, clases a distancia e incluso festejos de cumpleaños y encuentros familiares o con amigos-, pero al mismo tiempo puso en evidencia la brecha tecnológica y el estrés ocasionado por esta nueva forma de contactarnos.
Con una maestría en Ciencias Sociales con orientación en comunicación, el profesor universitario Marcelo Tedesco consideró que la pandemia adelantó la migración a la virtualidad de una forma acelerada, cuando muchos no estaban preparados ni tecnológica ni mentalmente para recibirla.
Para Tedesco, jefe de Prensa y Ceremonial de la Universidad Nacional del Sur, uno de los principales cambios de estos tiempos es que el mundo del trabajo se metió abruptamente en nuestros hogares, en nuestra cotidianeidad y sobre todo en nuestra intimidad.
“No estábamos preparados desde nuestros hábitos y desde nuestras rutinas laborales, así como tampoco nuestras casas estaban preparadas para recibir esto. Muchos no tienen un escritorio o una oficina para aislarse y trabajar; entonces el living, el comedor, el dormitorio o a veces un garaje se convirtieron en nuestros lugares de trabajo, atravesados por la cotidianeidad de nuestras familias, desde estar en una reunión de Zoom con el ruido del lavarropas de fondo (que no es nada terrible y también hay que desmitificar un poco eso) o con los hijos jugando en la casa o realizando tareas”, sostuvo.
En este marco, Tedesco sostuvo que faltan certezas sobre cómo comportarnos en el ámbito virtual, acerca de los horarios y sobre lo que se puede y no se puede pedir o hacer siendo jefes, empleados, alumnos o docentes, aunque todavía es muy pronto para un análisis porque estamos adaptándonos a una modalidad que llegó de repente.
“En esta virtualidad se vio un desdibujamiento de los límites. Quienes no sabemos ponerlos (entre el tiempo privado y el trabajo) somos incapaces de decir ‘esto es una cuestión laboral, lo hago después’. Tenemos el trabajo tan en la mano, literalmente en la mano, que es difícil sostener el límite y la ansiedad que genera la desconexión”, resaltó.
A su criterio, la virtualidad planteó otro aspecto, en este caso positivo, que tiene que ver con el límite de lo espacial. En tal sentido, ejemplificó que antes solo asistían a una reunión quienes podían ir físicamente o tenían algún rol en particular, en cambio ahora, los encuentros tienen una llegada mayor y se pueden realizar de forma rápida y sencilla.
“Podés escuchar desde el living de tu casa una conferencia de alguien que está en Buenos Aires, Cuba, China o México, algo que antes era infrecuente u ocurría en ámbitos muy limitados. Ahora obligatoriamente tuvo que empezar a hacerse así y amplió el público de cualquier actividad. Esto también genera un pro-blema de competitividad, porque en el caso de la educación, las instituciones ya no solo compiten con lo regional sino también lo hacen con todo el país e incluso con lo global. Y esto también plantea otras complejidades como el acceso a los medios y cuestiones que todavía no hemos sabido resolver”, añadió.

De ahora en más

De cara al 2021, Tedesco indicó que si bien muchas formas de actuar en la virtualidad llegaron para quedarse, esta modalidad se implementará de otro modo pospandemia. En tal sentido, explicó que en los primeros meses de aislamiento había como una pulsión de sostener en la virtualidad todo lo que se hacía en la presencialidad y el tiempo demostró que eso es imposible.
“Vi como una pretensión de virtualizar el 100 % de nuestras actividades, incluso agregando cada vez más cosas en una situación de mucho estrés, incertidumbre y angustia. Después nos fuimos dando cuenta de que no es posible hacer la misma cantidad de cosas y de la misma manera. Tuvimos que aprenderlo y hacerlo, generando a veces consecuencias desde el punto de vista físico o esa sensación de estar todo el tiempo no llegando a hacer todo lo que se pretende”, acotó.
De acuerdo con su opinión, lo que viene será un sistema híbrido, capaz de combinar lo presencial con lo virtual, “debido a que el ser humano es social por naturaleza y hay actividades que vamos a preferir hacerlas de forma presencial para no perder el contacto”.
“Un gran porcentaje de nuestra comunicación es no verbal (gestual, postural) y todo eso te lo perdés con la virtualidad, en la que todos somos fotos carné, cuadraditos que nos quedamos congelados cuando se nos corta la conexión. Creo que si bien acorta los tiempos y en muchos casos los gastos, facilitando un montón de cosas, hay actividades donde el contacto es importante, incluso la enseñanza, porque el contacto entre el docente y el alumno, así como el ambiente del aula, son irremplazables”, afirmó.
De esta forma, Tedesco consideró que aquellas actividades que se han resuelto con la virtualidad seguirán por ese camino y otras que han visto dificultades retomarán su forma tradicional.


“Quienes miran la comunicación solo desde el punto de vista tecnológico promulgan la virtualidad como lo mejor, pero situados en una comunicación con eje social y humano nos hemos dado cuenta de que no es así y que hay actividades que necesitan volver de alguna forma a la presencialidad”, agregó.


Tedesco aclaró que en muchos casos no significa que ciertas actividades no se puedan resolver de forma virtual, sino que vamos a preferir hacerlas como antes “porque nos gusta más así, porque van a estar el asado o el mate de por medio, es decir, el contacto humano que las pantallas o la tecnología no te dan”.
Asimismo aseguró que hay muchos aspectos a mejorar en la comunicación. Desde el punto de vista tecnológico el tema de la conectividad, “porque en nuestro país las redes no estaban preparadas para soportar el tráfico que requiere que muchos estemos trabajando virtualmente”; y desde el punto de vista social, el aprender a encontrar nuevas rutinas y formas de convivir con el trabajo y la educación metidos en nuestros hogares.
“La conectividad permanente a veces es difícil de manejar y es necesario encontrar esos límites para recuperar la intimidad. Esto es una cuestión de saber pactar no solo las relaciones laborales sino dentro de nuestras familias, que cuando mamá y papá están trabajando no se puede gritar o que cuando los chicos están en clase necesitan de un adulto que les brinde soporte. En términos de medios podríamos hacer una nota aparte sobre el rol que cumplieron en esta pandemia y la necesidad de copar la agenda perio-dística hablando en torno a lo mismo, lo que generó la repetición y la multiplicación hasta el infinito, y la falta de certezas, de chequeos y de preparación de muchos periodistas. En ese sentido, se puede mejorar la comunicación llevando más certezas que incertidumbres”, reconoció.
Por último, Tedesco aseguró que es necesario que haya instancias de reflexión para aprender a comportarnos en estos entornos virtuales sin descuidar nuestros ámbitos privados.
“Es un desafío de la comunicación, quizás el más grande, saber negociar y llegar a acuerdos. Creo que es más difícil eso que mejorar la conectividad a internet. Generalmente la conexión es lo que se soluciona más rápido, en cambio las cuestiones humanas son más difíciles de resolver”, concluyó.

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Modificado por última vez en Miércoles, 17 Febrero 2021 12:10

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