Cuando el teléfono nos hace perder la libertad

También llamada nomofobia, la adicción al celular representa una tendencia excesiva y compulsiva que puede afectar la vida diaria, las relaciones sociales y el bienestar emocional. Las personas adictas a los teléfonos suelen sentir una necesidad constante de estar conectados, revisar notificaciones y usarlos incluso en situaciones inapropiadas.

Mirar la pantalla del teléfono casi en forma automática, ya sea por aburrimiento, ansiedad o costumbre implica que, mientras la mente salta de notificación en notificación, la vida real va quedando en segundo plano, por lo que casi sin darnos cuenta, estamos dejando de mirar el cielo, escuchar con atención y estar realmente presentes con quienes nos rodean.

Está claro que en un mundo saturado de estímulos rápidos es fácil quedar atrapado en una búsqueda interminable de gratificación instantánea, por lo que reconectar con hábitos saludables como la actividad física, la naturaleza, el arte o el descanso real puede constituir la clave para despejar la mente, equilibrar el cuerpo y recuperar la claridad que tanta falta nos hace.
En los días que corren, la adicción al celular es especialmente relevante entre los adolescentes. Para ellos, los teléfonos constituyen una herramienta clave en su vida para mantenerse conectados con sus amigos y compañeros.
Como es lógico, su uso excesivo puede interferir con las actividades académicas, sociales y familiares, así como con el tiempo dedicado al sueño y a la ejercitación física. Pero, además, la adicción al celular puede tener un impacto significativo en la salud mental, especialmente en los adolescentes.
Es por eso que pueden experimentar niveles más altos de ansiedad, depresión, estrés y baja autoestima debido a la comparación constante con los demás en las redes sociales, el temor a perderse eventos importantes o la falta de tiempo para actividades saludables y de ocio.
También hay que prestar atención al aislamiento social. Los adolescentes pueden pasar menos tiempo interactuando cara a cara con amigos y familiares, lo cual puede afectar negativamente a su desarrollo emocional.

Tema de estudio

Investigadores de las universidades alemanas de Heidelberg y Colonia realizaron un estudio tendiente a determinar si el uso constante de los celulares podría estar afectando la química del cerebro de manera similar a las adicciones a sustancias.
El trabajo, realizado con 25 adultos jóvenes, de entre 18 y 30 años, que usaban regularmente sus celulares, analizó los efectos neurológicos de restringir la utilización del teléfono durante 72 horas, lapso en el que los participantes solo pudieron utilizar sus dispositivos para actividades esenciales como trabajo y comunicación con familiares o personas cercanas.
Para evaluar los efectos de esta restricción, los científicos utilizaron imágenes de resonancia magnética funcional y pruebas psicológicas antes y después del período de 3 días, midiendo también el estado de ánimo y los hábitos de uso del teléfono con cuestionarios específicos.
Al finalizar el experimento, los voluntarios fueron sometidos a escáneres cerebrales mientras observaban distintos tipos de imágenes: paisajes neutros, celulares apagados y encendidos.
Los datos obtenidos revelaron cambios significativos en la actividad cerebral, especialmente en regiones asociadas con la dopamina y la serotonina, neurotransmisores responsables de regular el estado de ánimo, la motivación y el control de impulsos.
Cuando los participantes vieron imágenes de teléfonos encendidos, su actividad cerebral mostró patrones similares a los observados en personas con adicción al alcohol o la nicotina.
Sin embargo, a pesar de los cambios neurológicos, los cuestionarios psicológicos no indicaron un aumento en la ansiedad o el deseo de usar el teléfono. Algunos participantes incluso informaron mejoras en su estado de ánimo, aunque los datos no fueron lo suficientemente significativos para establecer una tendencia clara.

Señales para estar alerta

• El teléfono siempre a la vista. Sentir la necesidad de tener el celular siempre a mano, incluso en situaciones en las que no es necesario, puede representar una señal de adicción. Además, revisar la pantalla constantemente o en momentos inapropiados, como el cine, un restaurante, una reunión con amigos o en una cita, es un indicador de que podría aparecer una dependencia.
• La búsqueda de notificaciones. La emoción de recibir un mensaje o una notificación puede ser adictiva. Sentir un impulso incontrolable por revisar tu teléfono cada vez que se escucha un sonido o vibración, incluso si se sabe de antemano que no hay nada importante, abre la puerta a la búsqueda de una gratificación instantánea que solo el celular puede ofrecer. Esa interacción constante puede interferir con la atención y concentración requerida en otras actividades.
• Dificultad para desconectar. ¿Resulta complicado pasar un tiempo sin mirar el celular? La incapacidad para desconectar, incluso durante momentos de descanso o socialización, constituye una clara señal de adicción. Sentirse ansioso o incómodo al estar lejos del teléfono puede representar el momento de evaluar cómo esta dependencia afecta la vida diaria.
• Ansiedad por saber dónde está el teléfono. Una señal alarmante es la ansiedad que se puede sentir al no saber dónde está el celular. Experimentar un aumento del ritmo cardíaco o una sensación de pánico al darnos cuenta de que lo dejamos en casa o en otro lugar, indica una dependencia emocional fuerte.
• Uso constante y postergación de tareas. Usar el celular en cada momento libre o cuando se tendría que estar realizando tareas importantes es otra luz de alerta. La tentación de revisar redes sociales, jugar o ver videos puede llevar a dejar de lado actividades esenciales como el trabajo, los estudios o incluso las responsabilidades del hogar.
• Impacto en relaciones personales. La adicción al celular no solo afecta a quien lo usa, ya que también puede impactar en amigos y familiares. Muchas veces, algunos usuarios prefieren sumergirse en la navegación de redes sociales o ver videos a pasar un momento con la pareja, padres, hijos o amigos. Y este comportamiento puede deteriorar las relaciones.
• Negación y justificaciones. Quienes sufren de adicción al celular tienden a negar su problema o justificar su uso excesivo. Frases como “solo estoy revisando algo rápido” o “es por trabajo” pueden ser señales de que se está tratando de minimizar el impacto que tiene el teléfono en la vida diaria.
• Pérdida de control sobre el tiempo. Sorprenderse al pasar horas navegando por redes sociales o jugando sin darnos cuenta del tiempo que pasó, es un claro signo de adicción. La incapacidad para establecer límites y la sensación de haber perdido el control sobre el tiempo dedicado al celular son señales preocupantes que no deben ignorarse.

 

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Modificado por última vez en Miércoles, 21 Mayo 2025 15:20

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