Con la cuarentena cobró fuerza el teletrabajo

La abrupta irrupción del Covid-19 motivó que de la mañana a la noche, muchos empleados dejaran las oficinas para trabajar desde sus casas y, pantalla por medio, pasaran a gestionar simultáneamente la frustración, la motivación y la capacidad de adaptación.

Una importante cantidad de trabajadores no acostumbrados a desarrollar su actividad profesional a distancia tuvieron que sumarse en los últimos meses al teletrabajo, una modalidad laboral que fue ganando adhesiones a raíz de la extensión de la cuarentena.
Contra lo que podría pensarse, desarrollar la actividad profesional desde el hogar no resulta sencillo, porque para rendir al ciento por ciento hay que ser disciplinado y hacerse a la idea de que, más allá del entorno, se está ocupando el puesto habitual de trabajo.
Quien no está acostumbrado a realizarlo puede distraerse con facilidad con tareas ajenas al propio trabajo durante el horario laboral o ser incapaz de concentrarse, por lo que para sobrellevar con éxito el teletrabajo hay que seguir una rutina que asemeje estar en la oficina.
Asimismo, debe tenerse en claro que el rendimiento laboral puede no resultar el habitual, porque a la novedad de trabajar a distancia, hay que añadir factores de estrés propios del momento que atravesamos que deben tenerse en cuenta, como estar recluido en el hogar, la preocupación por la situación sanitaria y (para quien los tenga) trabajar con la pareja o los hijos en casa.


Para desarrollar este tipo de actividad en principio hay que destinar un espacio para trabajar, ordenado, cómodo y preferentemente el mismo todos los días, así como contar con todo el material necesario a mano.


Por otra parte y pese a que ha tratado de identificar al teletrabajo como sinónimo de “trabajar en pijama”, resulta importante arreglarse como para ir a la oficina, un hecho que también implique establecer una rutina diaria de higiene y cambiarse de ropa.
Es recomendable, además, seguir una rutina (que incluya poner el despertador y reservar la indumentaria a vestir) y tener un calendario, de manera tal de reservar tiempo para la familia, para realizar ejercitación física y para las propias tareas hogareñas.
El teléfono representa “un punto crítico”, por lo que si no se emplea para trabajar, no hay que utilizarlo durante las horas laborales.
Tampoco hay que perder de vista que, a pesar de estar tranquilamente en casa, el objetivo es trabajar, y en ese período laboral no hay que tender las camas, cocinar, planchar, lavar la ropa o salir a realizar compras.
En este contexto, hay que tratar de cumplir el horario de trabajo, no alterando el ritmo ni la concentración y respetando las horas de descanso y de finalización de la jornada, de manera tal de marcar límites entre la vida personal y laboral.
Además, si habitualmente no se trabaja de manera solitaria debe tratar de mantenerse, dentro de lo posible, una relación fluida con los compañeros, evitando aislarse.
Finalmente, no hay que perder de vista que así como tiene que respetarse el horario laboral, tampoco debe extenderse cuando termine. Saber parar y desconectar resulta necesario para dedicar tiempo a la actividad física, al ocio y a la familia.

Hay quienes sostienen que la nueva experiencia laboral resulta interesante y ciertamente exitosa, de manera especial los más jóvenes, que parecieran sentirse cómodos con esta modalidad, trabajando más eficientemente que cuando pasaban muchas horas en una oficina.


El secreto no es otro que procurar objetivos claros, establecer rutinas de reuniones y en lo posible fortificar los vínculos, sumando a los encuentros virtuales de trabajo otros más informales para reconocer lo que se está haciendo bien, desarrollar la dinámica de grupo y reafirmar el sentido de pertenencia a una empresa que dejó de ser “física” para pasar a ser “virtual”.

Las ventajas

Mayor flexibilidad. Con el teletrabajo, los tiempos se organizan de otra manera y, por ejemplo, lo que se emplea en concepto de desplazamientos pueden aprovecharse para realizar diferentes tareas, además de contribuir a que el empleado se sienta menos agotado físicamente.
Ahorro de tiempo. Como resultado de lo anterior, el trabajador dispone de un horario un poco más amplio para realizar alguna actividad física, estar con su familia o incluso capacitarse.
Ahorro de dinero. Es tal vez una de las consecuencias más ventajosas, tanto para el empleado como para el empleador. A corto y largo plazo, el trabajador ahorrará el dinero que antes gastaba en traslado y la empresa dispondrá de menor infraestructura.
Reducción de la contaminación. Un aspecto no menor, porque representa un beneficio social y personal.
Retención del talento. Ningún trabajador está dispuesto a renunciar a su bienestar y poder trabajar desde el hogar representa una alternativa laboral a tener en cuenta.
Reducción del ausentismo laboral. Esta forma de trabajo provoca una reducción en las ausencias al trabajo y en el número de accidentes.
Menor índice de conflictos. El teletrabajo puede ayudar a evitar algunos roces que depara el hecho de pasar muchas horas en la oficina, quizás más que en nuestra propia casa.
Menos estrés. Uno de las grandes inconvenientes que afronta la sociedad es correr para llegar a tiempo al trabajo, a desarrollar actividades físicas, a distintas reuniones. Esta modalidad laboral permite reducir en buena medida ese agobio.

Los inconvenientes

Posible desvinculación emocional. El hecho de no reunirse con sus compañeros y de no compartir un espacio común, hace que el trabajador pierda nexo, unión y referencia emocional.
Se elimina el ambiente laboral. Si todos los empleados van a realizar teletrabajo, el ambiente laboral se elimina por completo.
Se pierde supervisión. Cada vez más, el trabajo se mide por objetivos y resultados, y en tal caso la supervisión para las distintas tareas que se llevan a cabo es menor.
Dificultad para el trabajo en equipo. Más allá de que con la cuarentena se instauraron las videollamadas para el desarrollo de reuniones, los equipos de trabajo requieren de encuentros colaborativos que no resultan fáciles de concretarse.
Necesidad de autodisciplinarse. Necesariamente el teletrabajo requiere de la autodisciplina del empleado para organizar la tarea laboral y cumplir con los objetivos deseados.
Cambio en la cultura y organización. Casi seguramente el empleador tiene que dar un pequeño giro a su filosofía laboral, por lo que la organización y la forma de gestionar podrían cambiar y hay que estar preparada para ello.
Aislamiento. La falta de ese ambiente de trabajo y de la relación con otros compañeros puede provocar que el trabajador se acabe excluyendo y sintiéndose demasiado solo. El contacto humano sigue resultando fundamental.
Reducción del aprendizaje. 
En cierta manera, el aprendizaje puede reducirse, a partir de que el empleado termine realizando tareas mecánicas y rutinarias, o solamente funciones de su entorno. Así planteadas las cosas, el aprendizaje grupal y colaborativo, tanto profesional como personal, ya no tendría cabida.

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Modificado por última vez en Martes, 04 Agosto 2020 14:43

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