El aparato circulatorio de una persona está compuesto por el corazón y los vasos sanguíneos (arterias y venas). El corazón es el músculo responsable de generar la presión necesaria para impulsar la sangre rica en oxígeno y nutrientes a través de las arterias, que se encargan de distribuirla y hacerla llegar a todos los tejidos del organismo. En tanto, la sangre regresa de nuevo al corazón a través de las venas.
A diferencia de las arterias, las venas contienen válvulas, cuya función es contener la sangre e impedir que esta caiga hacia abajo por influencia de la gravedad.
Y hablando específicamente de las venas, la flebología es la disciplina médica englobada dentro de la patología vascular que se encarga del estudio, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades que las afectan.

Asimismo, se ocupa de prevenir las complicaciones que pueden aparecer a raíz de estas patologías, como la lebotrombosis, la romboflebitis y las úlceras varicosas.

La práctica de la flebología ha cambiado mucho en los últimos años, gracias a la incorporación de nuevos estudios diagnósticos y nuevas técnicas de imagen que han permitido conocer en profundidad la anatomía, fisiología y fisiopatología del sistema venoso, permitiendo adquirir nuevos conocimientos y desarrollar otros enfoques terapéuticos.
Las patologías flebológicas, que suelen ser más frecuentes en las mujeres, tienen su origen en problemas de mala circulación sanguínea que producen una dilatación excesiva y permanente en las venas. La aparición de estas enfermedades está asociada a la herencia, las hormonas, el embarazo y la obesidad.
Estas enfermedades no sólo constituyen un problema estético, sino que pueden producir complicaciones que se manifiestan con la aparición de una serie de síntomas como dolor, picazón, calambres, cansancio, hinchazón, pesadez y cosquilleos.
En el momento en que el paciente empieza a notar problemas relacionados con la circulación o presenta venas varicosas, es importante acudir al especialista para realizar un examen flebológico. De esta manera, el flebólogo podrá evaluar si el trastorno es solamente estético o si está relacionado con un problema más grave, por lo cual en algunos casos se piden estudios no invasivos para establecer el tratamiento más adecuado.