Afectando principalmente a equinos y, en casos menos frecuentes, a seres humanos, la encefalomielitis equina es una enfermedad vírica transmitida por la picadura de mosquitos infectados, lo que hace que su prevalencia sea mayor en áreas rurales donde estos vectores son más comunes.
Causada por el virus de la Encefalitis Equina del Oeste (EEO) se manifiesta de manera grave, especialmente en los caballos, mientras que en humanos los casos confirmados en nuestro país eran prácticamente inexistentes desde mediados de la década del 90 hasta los recientes casos detectados en las provincias de Santa Fe y Buenos Aires, que reafirmaron la necesidad de mantener una vigilancia epide- miológica constante, tanto en animales como en humanos.
A partir de la detección viral en caballos, que el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) informó el 25 de noviembre del año pasado, el Ministerio de Salud de la Nación activó la alerta epidemiológica en todo el país.
Si bien como fue expuesto en los equinos la enfermedad puede provocar síntomas neurológicos severos, en los humanos los trastornos suelen ser menos agudos pero igualmente preocupantes.
Precisamente en los humanos la enfermedad se caracteriza por tener un pe- ríodo de incubación que oscila entre 2 y 10 días, tras el cual pueden aparecer síntomas. Hasta el momento, la única forma de contagio probada implica la picadura de un mosquito portador del virus a un humano, y no se puede contagiar entre personas.
La mayoría de los seres humanos infectados no manifiestan síntomas o experimentan cuadros leves que incluyen fiebre, cansancio, dolores musculares y malestar general, que suelen resolverse espontáneamente en una semana a diez días. Excepcionalmente la enfermedad puede progresar en forma más grave, con síntomas neurológicos y potencialmente mortales.
En la actualidad no existe un tratamiento específico para la encefalomielitis equina, y en casos graves el tratamiento sólo se da sobre los síntomas, por lo que la prevención resulta crucial.