Si bien el dinero es un recurso que atraviesa todos los aspectos de la vida, aún hoy resulta difícil plantear qué esperamos hacer con él, cómo nos gustaría manejarlo o incluso cuánto nivel de independencia queremos mantener en una relación.
Las diferencias en el manejo o la ausencia de conversación pueden convertir a esta temática en un aspecto controversial en muchas relaciones, por lo que especialistas en abordar esta materia aconsejan que así como se pauta una salida para cenar o ir al cine, también se analice en la pareja qué pasó en el mes y cómo presupuestar los gastos del siguiente.
Este diálogo sincero y recurrente es conveniente mantenerlo también antes de iniciar una convivencia, por más racional que parezca en esa etapa de la vida donde el amor todo lo puede. Y no solo hablar sobre los ingresos y los proyectos, sino también sobre las deudas que cada uno trae a la relación.
Además del proyecto personal y el familiar, cómo se comparte y administra el aspecto financiero también depende de cada etapa de la vida, porque no es lo mismo pensar en alquilar o comprar el primer departamento juntos que planificar la jubilación en forma ordenada.
No son pocos los que piensan que un sistema híbrido de cuentas indepen- dientes que incluyan un nivel mínimo de recursos propios y una común podría constituir un buen equilibrio, más allá de lo engorroso que resulte ocuparse de realizar mayor cantidad de trámites o más visitas a los bancos.
Asimismo, en tiempos en que se hace cada vez más difícil llegar a fin de mes y resulta imposible ahorrar hay que extremar recursos en trabajar sobre la coherencia entre lo que se gana y lo que se gasta, poniendo el acento en dónde recortar o en si se consume impulsivamente.