En estos últimos tiempo comenzó a ganar trascendencia mundial la viruela del mono, una enfermedad zoonótica muy poco frecuente cuyos síntomas son parecidos a los que se observaban en los pacientes de viruela, aunque menos graves.
Los primeros casos humanos de esta afección se identificaron en la República Democrática del Congo, en 1970. A partir de entonces, el número de casos en países de África occidental y central aumentó durante la última década.
“La infección se produce por contacto directo con la sangre, los líquidos corporales o las lesiones de la piel o las mucosas de animales infectados. En África se han descrito infecciones humanas resultantes de la manipulación de monos, ratas gigantes de Gambia o ardillas infectadas”, indicó la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En esa línea, la entidad añadió que “la transmisión secundaria o de persona a persona puede producirse por contacto estrecho con secreciones infectadas de las vías respiratorias o lesiones cutáneas de una persona infectada, o con objetos contaminados recientemente con los fluidos del paciente o materiales de la lesión”.
“La transmisión se produce principalmente por gotículas respiratorias, generalmente tras prolongados contactos cara a cara con el paciente, lo que expone a los miembros de la familia de los casos activos a un mayor riesgo de infección”, se agregó desde la OMS.
De acuerdo con lo informado por el organismo, el brote de la viruela del mono es “poco probable” que se convierta en una pandemia como la de Covid-19.
“No creemos que este brote vaya a suponer el inicio de una nueva pandemia porque es un virus ya conocido, tenemos las herramientas para controlarlo y nuestra experiencia nos dice que no se transmite con tanta facilidad en humanos como en los animales”, declaró Rosamund Lewis, experta en viruelas de la OMS.