Al sur de la isla de Santa Catarina se ubica Campeche, cuyo paisaje sobresale por su costa amplia, la vegetación de los morros y la intensidad de las olas, ideales para surfistas.
Frecuentada por muchos argentinos que eligen a la zona de influencia de Florianópolis como destino veraniego, la playa se encuentra frente a la isla de Campeche, una reserva natural que por ser declarada Patrimonio Arqueológico y Paisajístico Nacional y conservar grabados rupestres, recibe una limitada cantidad de visitantes por día.
Aunque se destaca por sí sola en el circuito turístico del sur de Brasil, un dato que suele pasar desapercibido para los turistas es que la playa de Campeche representó un destino frecuente del escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry, autor de El Principito, una obra cuya fama solo es comparable a la de la Biblia, ya que fue traducido en todo el mundo a 253 lenguas y dialectos.
Nacido en 1900 y fallecido en 1944 en un accidente de aviación acaecido en el Mar Mediterráneo, el audaz piloto rescató historias inspiradas en cada viaje, por lo que los vuelos y destinos fueron plasmados en sus escrituras, como Vuelo nocturno, El aviador, Piloto de guerra y Tierra de hombres.
Durante la década del 20, Saint-Exupéry solía viajar a este destino brasileño para abastecer su avión y buscar encomiendas.
El correo aéreo francés contaba en Campeche con un terreno alejado de la ciudad, que servía para abastecer los vuelos entre Buenos Aires y Francia. Como encargado de esa ruta, el lugar se convirtió en uno de los sectores preferidos para descansar y hacer amigos.
Sobre todo cuando el mal tiempo le impedía proseguir con sus viajes, y aprovechaba esas estadías para cocinar y aprender a pescar.
Sus estadías no pasaron desapercibidas para los habitantes de Campeche, que plasmaron el nombre de su obra más reconocida a la céntrica avenida Pequeno Príncipe, creando además en su honor un museo al aire libre.