Desarrollado a lo largo de 15 kilómetros que comienzan en Mina Clavero y terminan en Villa Benegas, el Camino de los Artesanos constituye el nombre que agrupa a quienes han hecho de la actividad manual una forma de vida.
El circuito permite conocer a alfareros y tejenderas que abren las puertas de sus hogares/talleres dispuestos a mostrar los secretos de un oficio centenario que mantiene viva la identidad de todo un pueblo.
Recorrer el Camino de los Artesanos atravesando puentecitos o vadeando pequeños arroyos implica no solo contemplar y disfrutar de hermosos paisajes sino también la oportunidad de entrar en contacto con las casas de familia en cuyos patios los artesanos realizan piezas exclusivas.
La primera etapa de la ruta, donde lo natural y cultural se conjugan con armonía absoluta, ofrece a los visitantes la posibilidad de encontrarse con todo tipo de tejidos, hilados en telares a partir del vellón de la lana de ovejas y teñidos con tintes naturales de plantas del monte, que se destacan y se exhiben en los rústicos talleres abiertos durante todo el año.

Con la continuidad del circuito es posible contactar a unas pocas familias poseedores de una sabiduría trasmitida de generación en generación desde mediados del siglo XIX, que exponen y comercializan artesanías de cerámica, representativas de la zona.

La materia prima depende de lo que el artesano encuentre en el territorio. La arcilla negra se obtiene de vetas especiales y sólo los conocedores saben dónde hallarla. Las diversas técnicas de producción también permiten lograr piezas de cerámica roja o rubia.
Una vez recolectada, depurada y filtrada, la arcilla se coloca en piletones de ladrillo que absorben la humedad. Luego del embolsado, recién entonces comienza el moldeado de las piezas, que luego son pulidas con canto rodado. El brillo es natu-ral y no tiene ningún aplique de esmalte.
Finalmente, las artesanías se cocinan en hornos de barro que alcanzan casi los 1000 grados centígrados.