El pequeño poblado de menos de mil habitantes, situado a 90 kilómetros de Buenos Aires y próximo a Cañuelas y Lobos, contuvo la filmación de varias propuestas cinematográficas. Asimismo, a partir de un fuerte impulso a la producción de fiambres, quesos y cerveza, se reconvirtió en un auténtico polo gastronómico.