Los océanos cubren más del 70% del planeta y producen al menos el 50% del oxígeno de la tierra, albergando la mayor parte de la biodiversidad y representando la principal fuente de proteínas para más de mil millones de personas en todo el mundo.
Pero a pesar de todos sus beneficios y de lo que nos ofrece, la depredadora mano del hombre los ha puesto en peligro, extrayendo más de los océanos de lo que se puede reponer, al punto que en la actualidad, el 90% de las grandes especies marítimas de peces están mermadas y el 50% de los arrecifes de coral destruidos.
Conscientes de su vital importancia, las Naciones Unidas propusieron que para el festejo del Día Mundial de los Océanos (que se celebra el 8 de junio y cuyo propósito es informar sobre el impacto de los humanos en nuestros mares, desarrollar un movimiento mundial de apoyo y unir a la población en un proyecto para la gestión sostenible), se aborde este año como temática central: “Planeta oceánico: las corrientes están cambiando”.
La propuesta surge porque el calentamiento de los océanos y mares, una de las consecuencias del cambio climático, no sólo está afectando a su nivel sino también a las corrientes oceánicas que circulan por todas las grandes masas de agua del planeta.
Sobre el particular, un equipo internacional dirigido por investigadores del Instituto Scripps de Oceanografía de la Universidad de California San Diego realizó un estudio que permitió determinar que el calentamiento está alterando la mecánica de las circulaciones oceánicas superficiales, haciéndolas más rápidas y más delgadas.
Un hecho preocupante
Los autores del informe calificaron al hecho como “preocupante”, porque puede tener un efecto dominó en el océano, afectando el transporte de los nutrientes que necesitan los organismos, así como el de los propios microorganismos.
Estas corrientes más rápidas también pueden afectar los procesos mediante los que el océano elimina el carbono y el calor de la atmósfera, protegiendo al planeta del calentamiento atmosférico excesivo.
El estudio también arroja luz sobre una fuerza subestimada detrás de la velocidad de las corrientes oceánicas globales y, además, ayuda a resolver un debate sobre si las corrientes se están acelerando como resultado del calentamiento global.
El viento ha sido el factor principal que los científicos estudiaron para describir y predecir la velocidad de las corrientes, pero el equipo de investigación utilizó un modelo oceánico global para simular lo que sucede cuando las temperaturas de la superficie del mar también se incrementan.
De tal manera, descubrieron que el calentamiento hace que las capas superiores de agua se vuelven más ligeras. La mayor diferencia de densidad de esas capas superficiales cálidas del agua fría debajo limita las corrientes oceánicas rápidas a una capa más delgada, lo que hace que las corrientes superficiales se aceleren en más de las tres cuartas partes de los océanos del mundo.
El aumento de la velocidad de las corrientes oceánicas giratorias se asoció con una desaceleración de la circulación oceánica debajo, por lo que el equipo relacionó directamente la tendencia con la presencia de niveles cada vez mayores de gases de efecto invernadero en la atmósfera.