Los afectados por esta enfermedad cerebral saben que lo que están viendo es una cara, pero carecen de la conexión entre lo que ven y la parte de la memoria que incide en la identificación.
Esta enfermedad aparece frecuentemente como retraso en las pautas motoras de desarrollo de bebés, niñas y niños, que no ven afectada su inteligencia o capacidad cognitiva. Por eso es importante que los padres puedan observar si tienen pocos movimientos, no sostienen bien su cabeza o les cuesta gatear, sentarse o comenzar a caminar.
Levantarse por la mañana y comprobar que la cama está mojada es un inconveniente para muchos niños y niñas cuando han superado los cinco o seis años de edad. Puede deberse tanto a factores fisiológicos como psicológicos y se supera con un tratamiento adecuado.
Quedarse en casa es, de momento, la mejor estrategia para frenar la expansión del Covid-19. Pero plantea una paradoja: el confinamiento prolongado puede, al mismo tiempo, incidir en la carencia de vitamina D, cuya síntesis depende en gran medida de la luz solar.
En el marco de la pandemia de Covid-19, las personas de 65 años y más, personal de salud y el resto de quienes pertenecen a los grupos de riesgo deben aplicarse la vacuna contra la gripe como medida especial de cuidado.
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