El magnesio es un mineral esencial para que el cuerpo pueda realizar numerosas funciones, siendo indispensable para que músculos, nervios y corazón funcionen con normalidad, ya que interviene en la transmisión del impulso nervioso y en la relajación muscular.
Asimismo, contribuye a regular los niveles sanguíneos de glucosa, ejerce un papel importante en la obtención de energía y participa en la producción de proteínas. Del mismo modo constituye un elemento fundamental para mantener sanos y fuertes los huesos.
El hecho de que su cantidad en el cuerpo sea demasiado alta o por el contrario escasa puede generar algunos problemas de salud.
Algunos de los síntomas que podrían estar indicando que los niveles de este mineral están bajos son de tipo psicológico y emocional. Así, la irritabilidad, la apatía, el cansancio, la debilidad muscular, los calambres, los fallos de memoria o una mayor dificultad de aprendizaje, entre otros, son manifestaciones de la escasez de magnesio.
Además, la deficiencia de magnesio también parece estar relacionada con hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, diabetes y osteoporosis.
Esta situación de déficit podría darse con una dieta pobre en este mineral, pero su carencia también puede ser la consecuencia de algunas alteraciones como tener los niveles de calcio por debajo de lo normal o padecer mala absorción digestiva.
La cantidad de magnesio obtenida por intermedio de los alimentos es absolutamente inocua, ya que el posible exceso se elimina a través de la orina. Sin embargo, si se toman suplementos de este mineral, no se deben superar las dosis recomendadas, salvo que sea por prescripción médica.
Dosis demasiado elevadas pueden ser las responsables de molestias estomacales, nauseas, vómitos y diarreas. En casos más extremos también se podrían producir confusiones, bajas de la presión arterial, disminuciones de la respiración y apariciones de un patrón irregular de latidos del corazón.