Autocuidado sanitario

El autocuidado es definido por la OMS como la capacidad de individuos, familias y comunidades para promover la salud, prevenir afecciones, mantener el estado físico y hacer frente a las enfermedades y discapacidades con o sin el apoyo de un proveedor de atención médica.


Según estimaciones recientemente realizadas al menos 400 millones de personas en todo el mundo carecen de acceso a los servicios de salud más esenciales, al tiempo que se estima que para el 2035 habrá una escasez estimada de casi 13 millones de trabajadores de la salud.
En tanto, estos mismos estudios aseguran que alrededor de 1 de cada 5 individuos de la población mundial vivirá en entornos que están experimentando crisis humanitarias. Al mismo tiempo, resaltan los informes que los nuevos diagnósticos, dispositivos, medicamentos e innovaciones digitales están transformando la forma en que las personas interactúan con el sector sanitario.
En respuesta a este informe la Organización Mundial de la Salud lanzó tiempo atrás una guía sobre intervenciones de autocuidado para la salud, con pautas que si bien no reemplazan a los servicios de salud de alta calidad, analizan la evidencia científica de los beneficios de ciertas intervenciones que pueden realizarse fuera del sector sanitario convencional, aunque a veces cuenten con el apoyo de un proveedor de atención médica.


El autocuidado representa un impulso importante hacia una nueva y mayor autoeficacia, autonomía y compromiso con la salud, y la propia OMS reconoce cómo este tipo de intervenciones podrían ampliar el acceso a los servicios de salud, incluso para las poblaciones vulnerables.


Las personas son participantes cada vez más activos en su propia atención médica y tienen derecho a una mayor variedad de intervenciones que satisfagan sus necesidades a lo largo de su vida, pero también deben poder acceder, controlar y tener opciones asequibles para administrar su salud y bienestar.
Entre las acciones que velan por el bienestar de nuestra salud física y mental, tareas y hábitos que deben incluirse en nuestra rutina diaria y que nos ayudan a garantizar una mejor calidad de vida a medida que envejecemos, se encuentran:
• Alimentarse de manera saludable, preferentemente con la guía del médico de cabecera o de un nutricionista.
• Hacer actividad física mínimo 30 minutos al día, preferiblemente en la mañana para comenzar el día con toda la energía.
• Evitar el consumo excesivo de alcohol y cigarrillo, recordando que estos pueden provocar enfermedades graves.
• Realizarse un chequeo médico regularmente, de manera tal de descartar posibles enfermedades y analizar los factores de riesgo que puede estar presenándose.

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Modificado por última vez en Jueves, 18 Agosto 2022 15:48

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