Las comidas familiares conllevan beneficios que no solo implican a la nutrición, porque según los entendidos en la materia los menores que participan amplían sus conocimientos sobre distintas temáticas.
Asimismo representa un excelente estímulo para desarrollar habilidades sociales, conversacionales y lingüísticas; mejorar la salud física y mental: unir al núcleo familiar al facilitar los vínculos; contribuir a incrementar el rendimiento académico (interpretación avalada por distintos estudios universitarios): generar un mayor ahorro que si se compraran los alimentos por separado; fomentar hábitos saludables que ayudan a comportarse en la mesa y prevenir la obesidad, garantizando una mejor nutrición.
Para una mayor intercambio familiar que fomente la autonomía, la respon- sabilidad y la empatía, muchos psicólogos recomiendan otorgar un rol a cada uno de los miembros antes de comenzar a comer, de manera tal que alguien sea el responsable de preparar los alimentos, otro de poner la mesa y uno más de lavar todo lo que se utilizó.
Sin embargo, estos puntos a favor pueden verse empañados por algunos factores. Comer con la televisión de fondo y otros dispositivos (celular, control remoto, tablet) al alcance de la mano suele derivar en adquirir malos hábitos alimenticios.
Estos detalles tan comunes por estos días, así como el de niños y niñas que comen solos mientras sus padres realizan otras tareas, incrementa el riesgo de sufrir trastornos alimentarios o sobrepeso, al adquirir hábitos poco saludables como abusar de alimentos procesados y azucarados.
Es cierto que para muchos padres no resulta sencillo comer a diario con sus hijos, porque se ven obligados a trabajar, y la responsabilidad del cuidado recae en otras personas, fundamentalmente los abuelos, que adquieren un rol fundamental.
Precisamente acerca de la Influencia de los abuelos en la alimentación de sus nietos realizó un informe la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética, del que se desprende no sólo que muchos de ellos están preocupados por el consumo alimenticio de sus nietos, sino que contribuyen decididamente en que adquieran hábitos favorables a la salud como la ingesta de frutas y verduras.