Respetando la tradición de su Bahía Blanca natal, Damián Ezequiel Cataldo jugó al básquetbol en el club Villa Mitre hasta los 20 años, cuando por razones de estudio debió alejarse del deporte de los cestos.Fue entonces que para continuar realizando una actividad física comenzó a concurrir a un gimnasio, primero a manera de diversión y después como practicante activo de powerlifting o levantamiento de potencia, una práctica deportiva de fuerza que consiste en la realización de tres ejercicios de levantamiento de peso: sentadilla, press de banca y peso muerto.
“Siempre fui delgado y no tenía un buen desarrollo físico, por lo que nunca me había pasado por la cabeza poner el esfuerzo en el levantamiento de pesas. Conocer al profesor Juan Ignacio Alvarez, especialista en fuerza y amigo de mi hermano, significó un cambio en mi vida, porque me fue transmitiendo sus conocimientos y así, casi de casualidad, comencé a entusiasmarme con una actividad que desconocía”, explica Damián.
Los progresos se fueron dando de manera acelerada hasta que la pandemia puso un freno inesperado. “No me quedó otra que entrenar con lo que podía en casa y paralelamente seguí adelante con los estudios”, destaca.
Así, poco antes de recibirse como contador público en la Universidad Nacional del Sur, ingresó a la Cooperativa Obrera, desempeñándose inicialmente en el área de Impuestos para pasar luego al sector de Auditoría Interna.
Paralelamente, el retorno al gimnasio le abrió la puerta a otro hecho inesperado: la competencia.
“Después de realizar un taller centrado en fuerza surgió la posibilidad de competir en el torneo bahiense en la categoría hasta 66 kilogramos juniors y de pronto me ví enfundado en una vestimenta que resultaba extraña. De todas maneras, conjuntamente con una mejoría notoria, el bichito ya me había picado”, reconoce.
Tras ser elegido como atleta revelación en 2021, al año siguiente llegó la posibilidad de participar del campeonato nacional que se desarrolló en Bahía Blanca.
“En el certamen salió todo como esperábamos y me consagré campeón argentino. Así, en 2023 pasé a la categoría open adultos y, tras lograr el título bahiense, alcancé el derecho a volver a participar del certamen nacional que se llevó a cabo en julio de ese mismo año en Corrientes”, indica.
Allí volvió a conquistar el título argentino, luego de levantar 165 kilogramos en sentadilla, 110 en banco y 217,5 en peso muerto, totalizando 492,5 kilogramos.
“En 2024 llegué a 530 kilogramos, mi mejor performance, aunque me dí cuenta que el techo estaba cerca y era el momento de cambiar de categoría. Fue así como, tras establecer el récord bahiense, pasé a desempeñarme en open hasta 74 kilogramos, donde hay margen para seguir progresando”, señala.
Actualmente, mientras lleva adelante un Máster en Finanzas, está en plena transición, adaptando el cuerpo a las nuevas exigencias mientras fija nuevos objetivos.
“El plan de trabajo también contempla la asistencia psicológica necesaria para trabajar la cabeza, romper barreras y entender cómo conectarme con el cuerpo, con la intención de transferir la mayor cantidad de kilos a la barra sin que eso conlleve lesiones”, afirma.
Por otra parte, cumple al pie de la letra con un riguroso plan nutricional que incluye pesar la comida para que el organismo reciba las calorías estrictamente necesarias, con miras a “sacar el mayor rédito posible y ver hasta dónde puedo llegar en esta nueva categoría. El objetivo mayor es concurrir bien preparado al certamen sudamericano”.
Mientras tanto, continúa entrenando en el gimnasio (“un lugar en el que también desconecto del quehacer diario”), teniendo como referentes a Oscar Hernández, emblema de la halterofilia bahiense, y al fueguino Jonatan Barros, campeón mundial de powerlifting, (“un monstruo de una actividad que está en paulatino progreso, a partir de la gente que se está sumando”).
¿Qué es el powerlifting?
A diferencia de la halterofilia, donde los movimientos se realizan desde el suelo hacia la cabeza, en el powerlifting el levantamiento de pesas tiene una trayectoria más corta. Por tal razón, en la halterofilia se requiere mucho más la técnica y la fuerza-velocidad, mientras que el powerlifting se utiliza más la fuerza máxima.
Las primeras competiciones de powerlifting modernas para mujeres y hombres comenzaron en la década del 60 y en 1972 se creó la Federación Internacional de Potencia (International Powerlifting Federation, IPF), la entidad que rige el deporte.
Si bien la actividad está reconocida por el Comité Olímpico Internacional (COI), aún siguen las tratativas para que participe como deporte de exhibición en los Juegos Olímpicos. Hasta ahora el levantamiento de potencia solo califica como deporte paralímpico.
Los levantadores tienen tres intentos para alcanzar su peso máximo. El ganador es el atleta que tenga el total de elevación en kilogramos más alto.Practicarlo representa un desafío a la fuerza, la técnica, la disciplina y la estrategia personal de cada competidor. Además de ayudar a aumentar la masa muscular, la actividad también puede contribuir a mejorar el estado de ánimo y el bienestar general.