En coincidencia con el centenario de la primera hornada de pan, un hecho producido a poco de su fundación y que constituyó un paso esencial en su exitosa trayectoria, la Cooperativa Obrera inauguró oficialmente su nuevo Centro de Producción de Panificados.
El moderno establecimiento, que está situado en Brown 1475 de la ciudad de Bahía Blanca y posee una superficie de 3.598 metros cuadrados distribuidos en dos plantas, forma parte de un ambicioso proyecto integral de desarrollo del modelo de elaboración y distribución de productos panificados, permitiendo alcanzar mayores niveles de eficiencia y un abastecimiento centralizado a todos los locales que la cadena opera en seis provincias del territorio argentino.
Durante el acto de inauguración de la planta, al que asistieron legisladores y funcionarios nacionales y provinciales, concejales, representantes de distintas entidades cooperativas e invitados especiales, Mónica Giambelluca, Presidenta de la Cooperativa Obrera, expresó que “un primero de mayo de 1922, jornada de lucha por los derechos de los trabajadores, fue el día elegido para producir el primer pan. Todo un mensaje de aquellos pioneros que pusieron en marcha esta entidad solidaria que con su producción, sin ánimo de lucro ni especulación, pudieron distribuir el pan entre sus asociados a 0,23 centavos el kilogramo mientras en la ciudad las panaderías llegaban a cobrarlo hasta 0,50 centavos”.
“Estaba tan claro el beneficio económico para la población, que la consolidación y el crecimiento se dieron inmediatamente. En este punto que tiene que ver con un repaso de las consecuencias que en la historia económica local provocó el accionar de la Cooperativa está el cambio importante en las condiciones laborales de los obreros panaderos”, añadió.
La Cra. Giambelluca resaltó además que “nuestro desafío, un siglo después sigue siendo el mismo. Respetando valores y principios cooperativos, llevar nuestros servicios cada año a más asociados y con ello generar más empleo digno y de calidad, contribuyendo permanentemente a la economía familiar”.
“Por ello y con el propósito de llegar a cada una de las 144 sucursales en seis provincias argentinas, estamos también inaugurando esta moderna planta con la que podemos triplicar nuestra capacidad de producción. Hoy proyectamos pasar de 60 a 110 toneladas mensuales de productos para fin de año, aunque la planta puede producir hasta 230 toneladas por mes”, agregó.
Por último, afirmó que “claramente nuestra entidad se ha convertido en reguladora de precios y eso se demuestra en forma empírica con la llegada a nuevas ciudades, donde nuestros precios obligan al poco tiempo a que nuestros competidores, cadenas nacionales e internacionales, adecúen los suyos a tal circunstancia”.
“Es para el Consejo de Administración un orgullo poder compartir este grato momento, recordando nuestro centenario que de ninguna manera es un punto de llegada, sino un mojón más en este largo camino de la práctica cooperativa aportando para la construcción de un mundo mejor”, concluyó.
En tanto, Rofolfo Zoppi, Presidente de la Federación Argentina de Cooperativas de Consumo, acotó que “la Obrera, como tantas otras cooperativas, nació como una hija de la necesidad de defenderse de comerciantes inescrupulosos y para que humildes obreros consiguieran el máximo aprovechamiento de sus magros ingresos”.
“Como los pioneros de Rochdale, los fundadores de la Cooperativa Obrera eran gente de trabajo, en una época en la que se entendía que el trabajo era el pilar del sostenimiento familiar, apelando a la fórmula del esfuerzo propio y la ayuda mutua”.
Asimismo, reconoció que aquellos precursores “tuvieron la inteligencia de saber tomar las mejores decisiones; la templanza de afrontar las críticas de los detractores que no los entendían, o simplemente se sentían perjudicados por la aparición de una inesperada competencia; el carácter para vencer todas las dificultades iniciales, magnificadas por la escasez de recursos; la decisión de instalar valores sobre los que se asentó la marcha de la entidad, entre ellos la honradez y transparencia, que constituyen una herencia que honraron las generaciones de dirigentes que les siguieron”.
“En su modesta tuvieron una visión grande y moderna de la empresa que ponían en marcha. Mostrando equilibrio entre sueño y realidad, entre prudencia y entusiasmo, entre presente y futuro”.
Finalmente, dijo que “celebremos la inauguración oficial de esta moderna planta panificadora, y recordemos con gratitud el origen que nos permite disfrutar de este día”.
“Una empresa que se hizo cargo de las necesidades”
Ariel Guarco, presidente de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), afirmó que “cuando me toca contar en el mundo qué es la Cooperativa Obrera, digo que es una empresa social de los propios consumidores. Una empresa que se hizo cargo de las necesidades de todo un pueblo y que hoy extiende esos servicios a 144 puntos de contacto con sus asociados”.
“La Coope supo extender redes sociales, generando todo un circuito virtuoso entre la producción, la distribución y el consumo; y cadenas de valor éticas, donde se consume de una manera responsable y eso obliga a producir de una manera responsable”.
Recordó además que “en 1920 en Bahía Blanca había una necesidad de un producto esencial en la mesa de todos: el pan. Y hubo quienes tuvieron la visión de entender que lo más importante para un ser humano es compartir el pan, haciendo el esfuerzo para que pudiera ser compartido por muchos”.
“En estos momentos en nuestro país el precio de los alimentos vuelve a ser un problema. Por eso, la Cooperativa triplica sus esfuerzos y triplica su capacidad de producción para compartir el pan con más gente”, subrayó.
María Inés Bembi, Subcretaria de Industrias, Pymes y Cooperativas de la Provincia de Buenos Aires, transmitió los saludos del Gobernador Bonaerense Axel Kicillof, y destacó: “Qué mejor manera que festejar los 100 años que con la inauguración del nuevo centro de producción de panificados. Qué mejor manera de festejar que generando más producción y más trabajo”.
“Venimos de años muy difíciles y la Cooperativa Obrera una vez más nos da un ejemplo: multiplicar el esfuerzo, aumentar la producción, seguir generando la posibilidad de tener más pan a un precio justo”, resaltó.
Mediante un video, Augusto Costa, Ministro de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica de la provincia de Buenos Aires, quien no pudo estar presente, expresó su satisfacción por el centenario de la primera hornada de pan de la Cooperativa Obrera, “que brindó condiciones más razonables para los consumidores”, y por la inauguración de la flamante planta panificadora de La Coope que “muestra como un esquema cooperativo funciona, crece y da respuestas a la gente”.
“La Coope construye confianza”
Alexandre Roig, Presidente del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes), dijo que “es insuperable poder estar en este acto en el que, como pocas veces, se expresa un significado cooperativo tan potente: 1 de mayo, los trabajadores, el pan y el horno. Una conjunción insuperable en términos simbólicos”.
“En la Cooperativa Obrera predomina un concepto de trabajo en el que hay una continuidad entre el trabajador asociado y el consumidor, y logra como en pocos lugares poner en sintonía todos los procesos que hacen a la fuerza del trabajador, que está en lo que puede producir pero también en lo que puede comprar”.
Expresó asimismo que “si hay algo que la Cooperativa Obrera construye con sus asociados es confianza. Cuando hablamos de productos saludables, hablamos de una confianza sobre lo que se ingiere. Cuando hablamos de la forma en la cual se cuida la calidad de los productos, hablamos de la confianza de lo que se espera. Cuando hablamos de la relación entre el precio justo y la calidad, valores en sí mismos, estamos hablando de construcción de confianza. Y devolverles a los asociados el excedente es también una forma de construir confianza”.
“Compartir el pan ha sido siempre la forma de construir la amistad y la sociedad, por lo cual es importante la historia social que tiene cada pan. Cada producto viene cargado de los valores que están detrás de su quehacer”.
Finalmente resaltó que “me parece muy significativo que los fundadores de la Cooperativa Obrera hayan tomado el fuego como símbolo, porque mitológicamente es sinónimo del saber. Desde esa lógica, cada vez que se prende un horno se distribuye un saber popular, un saber obrero, un saber sobre cómo comer, cómo producir, cómo relacionarnos, cómo construir sociedad”.
“En este centenario de la primera hornada festejamos justamente ese fuego obrero y cooperativo, que ojalá pueda unir otra vez a nuestra sociedad”, concluyó.
Por último, César Tommasi, Secretario de Producción de la Municipalidad de Bahía Blanca, quien representó al Jefe Comunal Héctor Gay que no pudo asistir al acto, resaltó que “traigo el saludo del Intendente, a quien le hubiera gustado estar presente porque aprecia los valores del movimiento cooperativo y particularmente de la Coope- rativa Obrera y su mensaje”.
“Con la adecuación a los tiempos actuales, este Consejo de Administración de La Coope ha tenido la lucidez de realizar una propuesta estratégica y de avanzada, porque varios de los rasgos que involucran a este proyecto hacen a soluciones enfocadas en la interconectividad y la automatización”.
Por otra parte, reconoció que “la Cooperativa Obrera propone un futuro posible, que nos conduce a transitar los próximos años con mayor prosperidad y mayor inclusión”.
“La región se siente representada en la misión estratégica de la Cooperativa Obrera, y sus 144 sucursales son un reflejo de una filosofía de trabajo que a todos los bahienses nos llena de orgullo”, completó.
Una planta con todos los adelantos
El Centro de Producción de Panificados de La Coope cuenta con dos entradas, una por calle Brown para personas a pie y otra por calle Saavedra para vehículos, destinados tanto para el ingreso de suministros y materias primas como para la distribución de la mercadería producida.
El diseño funcional del centro dispone en planta baja de un área de recepción, destinada por un lado a recibir los insumos necesarios para su funcionamiento y producción, y por otro a despachar los productos elaborados a través de camiones, con destino final a las sucursales.
Continuo a la recepción se encuentra el sector de almacenamiento de materias primas y materiales, y a su lado la zona destinada a la preparación de los pedidos de sucursales y centros de distribución.
La planta baja también cuenta con un espacio disponible para la futura producción de productos de rotisería preelaborados, instalaciones para brindar los servicios necesarios para el personal, sanitarios, vestuarios, laboratorio, pañol de mantenimiento y oficina de administración.
Por otra parte, el establecimiento cuenta con el aprovisionamiento de agua de un surgente, que luego de tratarse y enfriarse se utiliza para la producción e instalaciones de servicios. Este agua mineral natural llega a la superficie con 68 grados centígrados a través de una perforación de más de 650 metros de profundidad que alcanza el Sistema Hidrotermal Profundo de la Cuenca de Bahía Blanca, que posee una superficie estimada de 2.800 kilómetros cuadrados.
En el ingreso a la planta alta se encuentra el filtro sanitario, un espacio destinado a la desinfección y limpieza de todas las personas que entran a la zona de producción, con el fin de asegurar la inocuidad alimentaria de los procesos que se ejecutan en el establecimiento. En este primer piso, el sector de producción está dividido en dos áreas: dulces y salados.
El estricto cumplimiento de los procesos de fabricación requiere de una sala de preparados que garantiza la adecuada dosificación de ingredientes y su correcta mezcla, para su posterior elaboración, así como una sala de almacenamiento refrigerada y un sector para la limpieza de los materiales que utiliza agua a presión proveniente del surgente.
Las líneas de producción cuentan con amasadoras, laminadoras, cintas industriales automatizadas para el formado de los productos y espacios para la fermentación.
En la etapa final de producción, la planta posee una sección con hornos de última generación y una sala de enfriado. Posteriormente los productos pasan a la sala de envasado primario y secundario, y a su correspondiente paletización para enviar a planta baja, almacenarse y oportunamente despacharse en camiones.