Molestias agudas, ardor repentino o sensación de shock extremo son los síntomas de una afección que, por lo general, afecta a un lado de la cara. Cualquier vibración en el rostro, incluso por hablar, puede provocarla.
El estrés y la ansiedad que deparan los momentos de crisis pueden influir en la manera en que respiramos. Oxigenarse en forma correcta puede ayudar a calmarnos, pero por más instintivo que resulte no siempre dominamos esta importante actividad.