Guillermo Martínez, un escritor con todas las letras

By Familia Cooperativa Noviembre 27, 2023 341 0
Nacido en Bahía Blanca hace 61 años, Doctor en Matemática y becario en Oxford, es además el escritor más traducido en la Argentina, ganador de los premios del Fondo Nacional de las Artes por su libro de cuentos Infierno grande, de la editorial Planeta por Crímenes imperceptibles y del Nadal (la distinción más antigua de España) por Los crímenes de Alicia.


Figura central de la Feria Internacional del Libro desarrollada en Bahía Blanca, Guillermo Martínez reconoce que para su ciudad natal la muestra era “una deuda pendiente”, y lo argumenta con dos aspectos clave: la actividad literaria que se mantiene de forma continua a través de los años y la gran cantidad de escritores surgidos del ámbito bahiense.
“Gregorio Scheines, Ezequiel Martínez Estrada, Eduardo Mallea… Y ahora, Luis Sagasti, todo lo que ha hecho Gustavo López alrededor de la revista Vox, Mario Ortiz, Valeria Tentoni, Sonia Budassi, -enumera Martínez, entre otros-. Bahía ha sido una fuente de escritores y merecía una Feria del Libro, también teniendo en cuenta que tenemos una de las más grandes bibliotecas populares de América Latina, que es la Biblioteca Rivadavia, y una cantidad muy importante de librerías”.
Si bien nació en Bahía Blanca hace 61 años, Guillermo Martínez reside desde 1985 en Buenos Aires, aunque también habitó de manera temporaria en Inglaterra (más precisamente en Oxford), España, Estados Unidos y Canadá.
-¿Algún lugar en particular te marcó más para ser el escritor que sos hoy?
-Creo que Buenos Aires me dio la oportunidad, porque para cualquier escritor del interior es muy difícil poder publicar de una manera regular en editoria- les más o menos reconocidas e importantes. Salvo excepciones, es un hándicap que se da y lamentablemente nuestro país funciona así. En Estados Unidos, por ejemplo, no tiene ninguna importancia el lugar desde donde uno escribe.
-¿Y cómo es hoy tu vínculo con Bahía Blanca? ¿Cómo ves a la ciudad en cada visita?
-La veo notablemente limpia respecto de lo que es Buenos Aires, por ejemplo. Ha crecido en una cantidad de aspectos que se notan en la vida urbana, sobre todo en oferta gastronómica y en los barrios. Y luego es una ciudad bastante desconocida para mí en cuanto a la gente, porque todas las caras ya me resultan un poco extrañas.
Bahía es el lugar donde pasó su niñez y parte de su juventud, y donde nació su pasión literaria. Afirma que de chico leía bastante y escribía, a partir del ejemplo hogareño que transmitía su Julio Guillermo Martínez, a quien define como “un escritor muy dedicado aunque no publicó en vida”. Otro motor importante fue el acceso a libros muy variados que con su mamá Raquel Esther Schabas, profesora de Letras, solían retirar de la Biblioteca Rivadavia, de la que eran socios.
Ya en su adolescencia, Guillermo escribió varios cuentos y participó en concursos literarios, ganando un premio en la Universidad Nacional del Sur con uno de sus textos. La matemática, en cambio, llegó más tarde, cuando comenzó a pensar en una carrera para ganarse la vida, ya que la escritura era para él una especie de hobby.
Así inició la carrera de ingeniería electricista, pero al tiempo decidió cambiar de rumbo y apuntó entonces a la lógica matemática, un área que conoció en la universidad y que luego le permitió conectarse con temas de filosofía que le resultaban interesantes.
“Pero nunca dejé de escribir“, aclara Guillermo.
-¿Cómo se combinan la literatura y la matemática en tu vida?
-Durante mucho tiempo para mí no se combinaron, aunque al brindar una confe- rencia descubrí una cantidad de elementos matemáticos que están detrás de las ficciones de (Jorge Luis) Borges. Después de estar en Oxford durante dos años se me ocurrió una idea para una novela policial y recién en ese momento hice como un cruce entre personajes que me dio la matemática y la literatura. Nunca creí que hubiera un sello en una novela, sino que hay algunos motivos, ideas, personajes y ámbitos matemáticos, como podría haber en otras novelas con otra clase de personajes.
-¿Tu papá fue la inspiración inicial para convertirte en escritor o influyó algún libro o algún autor que leíste en la juventud?
-Papá fue una gran inspiración para pensar que la literatura iba a ocupar un lugar en mi vida, aunque no necesariamente para convertirme en escritor. A él le interesaba la literatura, las discusiones ideológicas, la ciencia ficción, la novela policial… Y mi mamá leía en ese momento a Alejo Carpentier, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, por lo que había mucha variedad de estímulos conectados. Pero mi papá no fue una inspiración para decidir convertirme en escritor, casi te diría al revés: él estaba preocupado de que quisiera dedicarme a la litera- tura y me muriera de hambre en el intento, por eso lo de la carrera para ganarme la vida.
La literatura fue durante mucho tiempo su actividad secundaria, ya que si bien comenzó a publicar en 1989, recién en 2003 pudo pensar en dejar su labor académica (en ese momento como investigador del Conicet) para apostar por la escritura.
-¿Hoy vivís de esta actividad?
-No exactamente vivo de los derechos de los libros, pero sí sumando una cantidad de actividades vinculadas a la escritura, como talleres, cursos, conferencias, invitaciones...
Cuenta, asimismo, que está en una etapa de intentar cerrar proyectos referidos a tres ciclos en la escritura: la lógica y el crimen, las novelas policiales un poco heterodoxas y las novelas sobre la escena literaria.
-¿De dónde sacás temas para tus producciones? ¿Qué cosas te inspiran?
-Siempre hay una articulación entre lecturas y algunos temas que me interesan. En general, tienen algún recorrido en la historia que reaparecen por uno u otro motivo y me interesa la articulación con lo contemporáneo o incluso con alguna situación vital por la que yo pasé. Es decir, siempre es la articulación de un tema teórico con un núcleo dramático que me interese, porque permite de alguna manera conectar a tierra esa idea teórica.
-Algunos de tus libros, como por ejemplo Crímenes imperceptibles, estuvieron en el cine, ¿cómo vivís esa experiencia de ver a tus personajes en pantalla?
-Depende mucho del casting de cada película. Uno imagina los protagonistas con algunos rasgos más o menos vagos, y luego en la pantalla aparecen con toda su nitidez sus lunares, sus características muy precisas, demasiado precisas a veces, y eso naturalmente provoca un cierto shock en algunos sentidos. Y luego también hay requerimientos de las películas que impiden que algunos personajes sean retratados como uno imaginaba. Sin ir muy lejos, el narrador argentino que yo imagino para Crímenes imperceptibles lo tuvieron que reemplazar por un estadounidense, y no es lo mismo, pero fue lo que pudieron conseguir en ese momento.
A Martínez le resulta difícil identificarse con una sola obra y explica que cada vez que termina una novela se siente más cerca de ese mundo, aunque reconoce que le gusta mucho lo que pudo conseguir con su nueva novela, La última vez, en cuanto a escritura y a variedad de temas y a resonancias con libros anteriores.
“También tengo un cariño especial por mi primera novela, Acerca de Roderer, porque ha sido siempre mi carta de presentación literaria, y a partir de entonces surgieron muchas ideas que aparecieron en libros míos posteriores”, añade.

El lenguaje inclusive

-¿Crees que hoy los jóvenes leen menos?
-No, eso es muy discutible. Se decía todo el tiempo que los chicos no leían y después aparecieron siete tomos de Harry Potter de mil páginas cada uno y millones de chicos en todo el mundo los leyeron, con devoción, con pasión, aún cuando la escritura no era precisamente elemental, porque dentro de lo que es la literatura para niños era una escritura con ciertas complejidades.
“De hecho, por lo que me dicen mis amigos de la literatura infantil y juvenil, todos ellos pueden vivir de sus libros, porque se venden muchísimo. Me parece que el problema en todo caso está en los adultos que quieren que sus hijos lean pero ellos nunca más abrieron un libro, por eso creo que mucho tiene que ver con el ejemplo que podamos dar los adultos”.
De todas formas, considera que la lectura está en jaque por muchas otras actividades que tienen que ver con el uso del celular y las redes sociales, aunque para él siempre se trató de una actividad relativamente minoritaria.
“Creo que dentro de esa franja hay una expansión del mundo del libro y por lo tanto de la literatura. Sí noto que predomina una literatura que yo llamo sociológica, es decir, una literatura que va en busca de los temas que están en cierta agenda pública y no tanto una literatura por la imaginación. Se está escribiendo un poco de acuerdo con una especie de agenda del aquí y ahora sociológico, un poco en oposición a la literatura como un arte en sí mismo”, señala.
-¿Y qué pensás del lenguaje inclusivo?
-Depende cuáles variantes. Me parece razonable, por ejemplo, la letra “e” para evitar decir ellas y ellos, o para evitar decir nosotros e incluir a varones y mujeres, pero probablemente no la usaría porque no me habitué ni me interesa habi- tuarme. El tema de la “x” en texto escrito lo veo más difícil, porque eso sí tergiversa totalmente lo que se lee.
“No es una discusión que me interese mucho, pero si se impusiera no tendría problema. En definitiva van a ser los hablantes los que terminen de dirimir sobre eso, porque no es algo que se puede imponer”.
-Por último, ¿qué consejos les darías a los jóvenes que están incursionando en la escritura y desean hallar su voz propia y enfrentar los desafíos literarios?
-Que lean mucho, que traten de tener para sí modelos de escritores que sean interesantes en los tres aspectos que para mí son fundamentales: originalidad de ideas, maestría en la ejecución y creatividad o precisión en la escritura.
“Entonces que traten de encontrar escritores que los puedan guiar y luego, por supuesto, encontrar dentro de esos modelos lo propio que tiene cada uno. No necesariamente al principio será una voz propia, pero sí puede ser una zona, una temática, una manera de mirar. No creo que haya que desesperarse al principio por hacer algo que sea diferente a todo, porque uno se va a dife- renciando de a poco también.

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Modificado por última vez en Lunes, 27 Noviembre 2023 15:37

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