Fue una experiencia única, que todavía estoy procesando y que disfruté al máximo, desde el primero al último día, entrenando, capacitándome, conviviendo con mis pares y en la etapa final yendo a la cancha como hincha. Tanto profesional como personalmente me sobrepasaron las emociones por lo que viví”.
Más allá del transcurrir de los días, lo acontecido en la Copa Mundial de Fútbol Qatar 2022 fue de tal magnitud para el árbitro bahiense Facundo Tello Figueroa que los sentimientos aún le afloran.
“Empecé a los 23 años en esta profesión y por entonces no me atreví a soñar con la posibilidad de dirigir en un Mundial. Finalmente los hechos me demostraron que los anhelos, por utópicos que parezcan, pueden alcanzarse”, reconoce.
En fase de grupos dirigió el partido en que Suiza venció a Camerún por 1 a 0, y en la misma instancia impartió justicia en la victoria de Corea del Sur sobre Portugal por 2 a 1. Ya en cuartos de final tuvo a su cargo el encuentro en el que Marruecos eliminó de la competencia a Portugal, tras vencerlo por 1 a 0, obteniendo en todas sus actuaciones muy buenas calificaciones por parte de los veedores de la FIFA.

Facundo comenzó su recorrido vinculado al fútbol como delantero del club Libertad, aunque su faceta deportiva siempre estuvo estrechamente ligada con el estudio. Maestro mayor de obras, cursó ingeniería civil durante tres años hasta que por consejo de otro bahiense, Bruno Bocca, comenzó a desandar la carrera del arbitraje, sin saber que esa decisión marcaría un punto de inflexión en su vida.

Surgido en la Asociación Bahiense de Arbitros, casado con Carolina Mellado y padre de Amanda y Helena, Tello Figueroa fue construyendo su camino paso a paso, comenzando en la Liga del Sur hasta debutar en AFA en 2011, con 31 años, dirigiendo el empate 1 a 1 entre Guillermo Brown de Puerto Madryn y Douglas Haig de Pergamino, en el ya desaparecido Argentino A.
Dos años más tarde, el partido en el que Godoy Cruz le ganó a Vélez por 3 a 1 significó su bautismo en Primera división, hasta que en 2019 la FIFA lo designó como árbitro internacional.
Así, al cabo de una impecable trayectoria forjada en base a trabajo y esfuerzo, alcanzó a los 40 años la enorme distinción de arbitrar un Mundial, junto con el también argentino Fernando Rapallini y otros 127 jueces (34 principales, 69 asistentes y 24 miembros del equipo VAR) de todo el planeta.

Con la satisfacción del deber cumplido

-¿Cómo catalogarías tu actuación mundialista?
-Quedé muy conforme con lo realizado. Dirigiendo partidos importantes, los dos equipos arbitrales que representamos a la Argentina no sólo no tuvimos ni una sola revisión de algún fallo por parte de la FIFA, sino que alcanzamos devoluciones sumamente positivas por parte de nuestros superiores.
-¿Qué te pareció el nivel de arbitraje?
-Estuvo a la altura, más allá de algún que otro fallo puntual. No hubo grandes polémicas y en esto creo que ayudó la correcta instrumentación del VAR. Si tuviera que elegir a algún árbitro en particular no podría hacerlo, porque hubo varios acostumbrados a dirigir instancias decisivas en Eurocopa, Copa América, Champios League o Libertadores, que evidenciaron un gran nivel.
-¿Los jugadores también ayudaron?
-Sí, y un hecho fundamental que colaboró con nuestra tarea es que se cuidan mucho, sabiendo de antemano que este es un torneo corto en el que la acumulación de tarjetas puede dejarlos afuera de un encuentro importante.
-¿Dirigir hasta cuartos de final era el escenario deseado?
-Llegar hasta a esa instancia y que Argentina fuera campeón mundial era la mejor posibilidad para mí. En realidad fui a tratar de aprovechar la oportunidad que se me presentaba, a sabiendas que realizando bien mi trabajo las puertas podrían abrirse para las fases decisivas del torneo. Esa fue mi búsqueda, sin pretender nada más allá.
-Te reconocés como un admirador de Lionel Messi. ¿Qué significó verlo levantar la Copa del Mundo?
-Soy más que fanático de Messi y, a partir de lo que se logró en base a una gran comunidad de equipo, verlo levantar la Copa significó un acto de estricta justicia deportiva. Más allá de lo quiera hacer con su carrera de aquí en más, este fue un broche de oro para la brillante carrera de un futbolista que le brindó innumerables alegrías a la gente que le gusta el fútbol.
-¿Cómo fue dirigir con tu papá (Raúl) y tu hermano (Juan) acompañando desde la tribuna?
-Tenía identificado el lugar que ocupaban en el estadio y verlos emocionados fue algo inolvidable. Después los sentimientos se multiplicaron a la hora de hablar por teléfono con mi mujer, mis hijas, mi mamá o mi abuelo. El sostén de la familia es fundamental en una profesión tan difícil.
-¿Por qué razón elegís seguir viviendo en Bahía Blanca, alejado de los principales epicentros futbolísticos de nuestro país?
-Más allá de los kilómetros que tengo que hacer, elijo seguir viviendo en una ciudad acostumbrada a tener deportistas destacados, en la que solo encuentro muestras de respeto y cariño. No tengo redes sociales y no me engancho con las cosas que se digan y no me hagan crecer, por lo que el reconocimiento de la gente es algo sumamente positivo. Por otra parte, los bahienses tenemos un sentido de pertenencia muy grande, por lo que ser considerado como Ciudadano Ilustre constituyó otro motivo de enorme orgullo.
 -Después de alcanzar la cima. ¿Cómo sigue tu carrera?
-Soy consciente que a partir de ahora crecerá el nivel de expectativa, pero estoy enfocado en defender sanamente lo que obtuve. Si bien no me veo afrontando semejante nivel de exigencia después de los 45 años, todavía queda mucha carrera por delante y tengo que estar preparado para los distintos desafíos que se vayan planteando.