La obra luce imponente, emplazada sobre la Ruta 14 y el Acceso Fortabat, en el ingreso a Zapala y es producto del trabajo de Aldo Beroisa, el escultor de 59 años que le dio forma al enorme soldado de Malvinas inaugurado en junio pasado.
El monumento, de 17 metros de altura y 160 toneladas de peso, hecho de acero y hormigón, muestra un soldado sin rostro que sostiene la bandera argentina y está arrodillado, como símbolo de respeto a la causa y a los caídos.
“El rostro neutro representa tanto a los que estuvieron en las islas como a los que se quedaron en el continente”, resalta Aldo. “Y también a los civiles, las enfermeras que nadie nombra, doctores y doctoras que estuvieron en el conflicto, madres y padres que sufrieron al enterarse que sus hijos iban a la guerra, novias, hermanos…”, añade.
Según relata Aldo, la obra surgió tras un pedido de la Municipalidad de Zapala, cuando dos años atrás lo contactó María José Rodríguez, secretaria de Cultura, quien ofició de nexo para poder iniciar las primeras conversaciones sobre el proyecto.
“En un principio se pensó en un monumento de 4 metros, pero Zapala tiene alrededor tres guarniciones que son del ejército, Covunco, Las Lajas y Primeros Pinos, entonces dije que ese porte me parecía muy poco para el lugar donde se iba a emplazar. Además Zapala fue nombrada ciudad malvinera y había que hacer una obra importante. Fue entonces cuando se decidió hacerlo de 12 metros y finalmente quedó de 17, con pedestal incluido”, detalla el artista.
Nacido en la localidad chubutense de El Maitén, con paso por Bahía Blanca y radicado hace tiempo en Cutral Co, Aldo recuerda que su pasión por el arte surgió muy chico, porque a los 5 años ya le gustaba dibujar y pintar, y con el tiempo empezó a confeccionar juguetes.
Después, en la adultez, se transformó en su sustento, una aventura que comenzó hace 31 años, cuando lo cesantearon del ferrocarril durante el gobierno de Carlos Menem.
“Gracias a Dios vivo de lo que amo. Anduve por todos lados y tengo más de 60 monumentos realizados en el país”, destaca el artista desde el taller que tiene montado en su casa, en la localidad neuquina de Cutral Co, a la que define como su lugar en el mundo.
Ahí construyó su vida junto a su esposa Lidia Angélica Retamales, de 50 años, con quien tuvo 2 hijos: Facundo y Canela. Y ahí también dejó su huella artística, con 3 obras de más de 100 toneladas, entre ellas, un Cristo de 15 metros de altura.

Sus obras más significativas

Entre sus esculturas más significativas también destaca dos dinosaurios, uno de 80 toneladas y otro de 28 toneladas emplazados en Plaza Huincul, una Virgen en Mendoza, y muchas otras obras erigidas en las provincias de Río Negro, Santa Cruz, La Pampa, Córdoba y Buenos Aires.
Aunque nada tan desafiante, reconoce, como el monumento al soldado de Malvinas más grande de la Argentina, inaugurado recientemente.
“Nunca pensé que iba a tener la relevancia que tuvo. Si bien Jesús es un ícono universal y mi obra de 120 toneladas tuvo una aceptación muy grande, porque no está crucificado, el que me llevó tiempo, el que me hizo entrar en estrés, el que me permitió soñar y el que me movilizó a llorar y reír fue el monumento del soldado de Malvinas. Pero resultó un momento muy bien vivido, disfrutado con amigos”, subraya.
-¿Qué fue lo que más disfrutó del proceso?
-Cuando comenzó a tomar altura el soldado empecé a disfrutar. Y creo que ahí cobré dimensión de mi trabajo y percibí el disfrute de esa linda sensación. No de creerme único, para nada, no pasa por ahí, sino de la sensación de crear algo que en un momento fue un sueño y que se estaba concretando.
Según detalla, el soldado está hecho sobre una estructura de acero petrolero, con caños de más de una tonelada de peso, y lleva material desplegable recubierto de hormigón. Fue un trabajo que demandó dos años y que compartió con Martín Chávez, quien lo acompaña desde hace 15 años, y su staff compuesto por otras 5 personas.

Para Beroisa se trata de un importante símbolo de unidad nacional: “en momentos donde el país se está desmembrando, Malvinas nos tiene que volver a unir”, asegura.

“Es el horizonte común que tenemos que tener los argentinos, como se vio en el último Mundial de fútbol. Yo soy un seguidor del equipo, pero es lamentable que tenga que haber salido una canción para recordar a los héroes de Malvinas. Eso tendría que haber sido parte de la escuela, de los que tienen que ver con la educación del país, que lamentablemente está por el suelo. Ahora, gracias a Dios, están saliendo emblemas por muchos lados y me parece bárbaro, porque prácticamente se habían olvidado”, concluye emocionado.