En los últimos meses se registraron en distintas zonas de nuestro país casos de gripe o influenza aviar, una enfermedad que, por sus consecuencias, motivó la inmediata intervención del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).
Los casos están referidos a la influenza aviar de alta patogenicidad (IAAP), causando alto impacto en la producción avícola, ya que afecta tanto a las aves de corral (gallinas, gallos, pollos, patos, pavos y gansos) como a las aves silvestres y domésticas.
Es considerada mortal para los ejemplares infectados y hasta el momento no tiene cura. Eventualmente el virus de gripe aviar puede afectar a seres humanos, cerdos u otros tipos de mamíferos, dependiendo del nivel de exposición, la carga viral y el grado de virulencia del mismo. En este sentido, es importante resaltar que el riesgo de infección en personas es muy bajo.
Los síntomas comienzan a manifestarse en el transcurso de dos a ocho días y pueden parecerse a los de un resfrío común. De tal manera, el paciente puede tener tos, fiebre, dolor de garganta y de cabeza, dolores musculares y dificultad para respirar.
Algunos fármacos antivirales, si se toman en el plazo de los dos días posteriores a la aparición de los síntomas, pueden ayudar a sobrellevar la enfermedad.
El Ministerio de Salud de la Nación informó que el virus no se transmite por ingesta alimentaria, por lo que el consumo de carne aviar, huevos y sus subproductos no presenta peligro para la población.
Las aves silvestres, principalmente las acuáticas, son portadores naturales y pueden transportar el virus durante su proceso migratorio. De esta forma es como se produce el ingreso de nuevos virus a un territorio.
En caso de observarse aves domésticas y/o silvestres muertas o sospechar la enfermedad de alguna de ellas con influenza aviar (problemas nerviosos, respiratorios, digestivos, disminución en la producción de huevos, en el consumo de agua o alimento) es necesario notificar de inmediato a los referentes del Senasa más cercanos.