En coincidencia con su 103 aniversario, la Cooperativa Obrera reinauguró en Bahía Blanca, en el histórico edificio situado en la intersección de las calles Santa Fe y España, las flamantes instalaciones del laboratorio de control de calidad, dotado de moderno instrumental para efectuar los controles requeridos con miras a asegurar las condiciones higiénico-sanitarias y bromatológicas de los alimentos.
Del acto de apertura de las nuevas dependencias tomaron parte invitados especiales y distintas autoridades, encabezadas por Héctor Gay, intendente municipal bahiense, quien resaltó el potencial desarrollado por la Cooperativa Obrera a lo largo de su prolongada trayectoria.
“Convertida en la principal empresa de Bahía Blanca, La Coope no para de crecer y aun en tiempos difíciles como los que estamos transitando, se esfuerza por brindar siempre nuevos servicios de calidad para sus asociados”, destacó el jefe comunal.
En tanto, Héctor Jacquet, gerente general de La Coope, brindó detalles de la remodelación a la que está siendo objeto del inmueble que contuvo a la panificadora que dio origen a la Cooperativa Obrera y que a partir del año venidero albergará al Centro de Interpretación, que reflejará la historia de la entidad y su crecimiento y desarrollo.
Por su parte Mónica Giambelluca, presidenta de la Cooperativa Obrera, aseguró que “ya desde sus primeros años de vida, La Coope evidenció su preocupación por los productos que se ponen a la venta a sus asociados y en la medida que se fueron sumando sucursales, la temática en cuestión pasó a considerarse como una prioridad”.
“Fue así que a partir de 1976 comenzaron a realizarse periódicos controles de calidad de productos alimenticios para comprobar sus condiciones fisicoquímicas y bacterio- lógicas, respondiendo a las exigencias del Código Alimentario Argentino y de otros organismos, además de cumplir con la composición anunciada en los envases”, acotó.
Acentuando esta iniciativa, la Cooperativa Obrera inauguró el 18 de julio de 1988 su propio laboratorio, el primero en su tipo instalado en el país por una cadena de supermercados.
En aquella oportunidad el laboratorio demandó una inversión económica que superó los 350.000 australes e inicialmente ocupaba unos 60 metros cuadrados, en la planta alta del edificio en el que la Cooperativa Obrera comenzara sus actividades el 1 de mayo de 1922.
Por entonces, las instalaciones contaban con una sala de limpieza de los materiales que se utilizaban, una de química para los controles bromatológicos y una de microbiología donde se determinaba la calidad higiénico-sanitaria de los alimentos analizados, además de un sector administrativo.
Alvarez, el gran responsable
“Desde su puesta en marcha, el laboratorio está a cargo del ingeniero químico Eduardo Emilio Alvarez, graduado en la Universidad Nacional del Sur en 1975 y quien se sumara a la Cooperativa Obrera un año después, siendo además asesor de la cooperativa “El Hogar Obrero” en algunos de sus emprendimientos industriales”, indicó Giambelluca.
La presidenta de La Coope subrayó, además, que “el plantel del laboratorio está conformado por tres profesionales y dos personas de apoyo, que llevan a cabo unos 3.000 análisis anuales, cumpliendo con un cronograma que alcanza a las marcas propias Cooperativa, Ecoop, Primer Precio y Sombra de Toro, además de una variedad de otros productos”.
“Asimismo, la Cooperativa Obrera cuenta con profesionales especializados que complementan las actividades específicas del laboratorio, visitando supermercados, depósitos y áreas industriales para inspeccio- nar el estado higiénico-sanitario de los mismos y muy especialmente las condiciones de la cadena de frío, con el propósito de asegurar el correcto mantenimiento de los productos perecederos y capacitar al personal al respecto”, añadió.
En materia edilicia, las flamantes instalaciones cuentan con una superficie de 180 metros cuadrados (110 de ellos en la planta baja y 70 en el sector alto), además de sectores bien delimitados para la realización de análisis fisico-quimicos y microbiológicos, con salas de insumos y de limpieza y estirilización de materiales, oficinas admistrativas, depósito, merendero, vestuarios y sanitarios.
“Este nuevo proyecto de mejora de La Coope materializa la decisión estratégica de la entidad de trabajar constantemente para brindar un servicio cooperativo moderno, centrado en garantizar el cumplimiento de la seguridad alimentaria y la calidad reglamentaria que los consumidores requieren cada vez que efectúan una compra en alguna de nuestras sucursales”, concluyó Giambelluca.