En la Asamblea desarrollada el 14 de agosto de 1921, los asociados que unos meses antes habían conformado la Cooperativa Obrera Limitada Molinera, Panadera y Anexos adoptaron una resolución que resultaría trascendental en el destino de la entidad: producir pan en un edificio construido especialmente y apto para su ampliación.
De tal manera, en vez de adquirir o alquilar un establecimiento en funcionamiento que a poco de andar resultaría insuficiente, resolvieron levantar en España al 700 de Bahía Blanca un edificio para la panadería cooperativa, que comenzó a funcionar el 1 de mayo de 1922.
Esa jornada en la que se conmemora el Día Internacional de los Trabajadores, que aún no era feriado, tuvo lugar la primera hornada de pan cooperativo, repartido en los hogares bahienses mediante tres jardineras a $ 0,23 el kilo, mientras el precio de plaza oscilaba en 50 centavos, iniciando por entonces la novel cooperativa su función de reguladora de precios.
La iniciativa fue bien recibida por la comunidad, al punto que, en 1928, las autoridades de La Coope decidieron encarar la ampliación del edificio donde funcionaba la panadería y la construcción de un nuevo horno con su correspondiente cuadra, cambiándose además el sistema de combustión de leña por el de petróleo.
Paralelamente, a fines de la década del 30 comenzó un proceso de innovación y mejora del noble alimento cuando directivos de la Cooperativa Obrera visitaron la planta industrial del Hogar Obrero en Buenos Aires y requirieron asesoramiento técnico de la Primera Maltería Argentina para iniciar la elaboración del llamado “pan directo” o “pan sin acidez”, utilizando levadura de cereales en lugar de levadura agria.
El camino ascendente no se detuvo y, por tal razón, en 1942 la planta panificadora de la Cooperativa Obrera se renovó incorporando nuevos hornos, uno de ellos con dos cámaras de cocción continua, convirtiéndose en una de los establecimientos más modernos de la provincia de Buenos Aires.
Distintas circunstancias motivaron una pausa en la actividad de varios años, hasta que el 1 de mayo de 1988 la entidad volvió a sus orígenes retomando la producción del vital alimento en una moderna planta panificadora instalada en la intersección de Rondeau y 9 de Julio, en Bahía Blanca.
Tiempo después, en septiembre de 2001, siguiendo la directriz de su eje de Alimentación y Salud y fruto de su vinculación con el Programa de Prevención del Infarto de la Universidad Nacional de La Plata y la Fundación Cecilia Grierson, la Cooperativa Obrera elaboró el primer pan con omega 3, 6 y 9 de la República Argentina.
La nueva panificadora
A cien años de aquel hito histórico en el que tres obreros obtuvieron los primeros kilos de pan tras elaborar cinco bolsas de harina, La Coope lleva a cabo otro hecho no menos relevante, inaugurando oficialmente su nueva panificadora central, ubicada en Brown 1475 de la ciudad de Bahía Blanca.
La nueva planta panificadora, que permitirá en principio duplicar el volumen de producción, contiene 11 líneas de elaboración independientes que desarrollan nuevos productos alimenticios, brindando una mayor eficiencia al proceso logístico y contemplando una futura expansión.
De tal manera, la Cooperativa Obrera brinda respuesta a las exigencias de los tiempos actuales y, fundamentalmente, a los requerimientos de sus asociados, llevando a cabo un ambicioso proyecto integral de desarrollo del modelo de elaboración y distribución de productos panificados para toda la cadena.
En este contexto, se puso el acento en la segmentación de la producción, separándola en productos que se elaboran a través de las panificadoras satélites que se encuentran emplazadas en distintas sucursales y aquellos que se realizan en forma centralizada.
Precisamente para dar cabida a esta última alternativa, La Coope pone en funcionamiento la moderna planta panificadora, cuya producción de perfil industrial permite el abastecimiento de una variedad de artículos a toda su extensa red de sucursales.
En tanto, los productos que se elaboran en las panificadoras satélites tienen un perfil de producción basado exclusivamente en pan, facturas, pastelería y productos de consumo en las zonas en donde se encuentren emplazadas las distintas bocas de elaboración, con un radio regional de abastecimiento.
La nueva planta panificadora de la Cooperativa Obrera cuenta con una superficie de 3.600 metros cuadrados aproximadamente, distribuidos en dos plantas, abasteciéndose de harina por soplado, a través de un molino que se encuentra lindero a las flamantes instalaciones.
En materia de servicios, dispone de climatización de sectores por circulación de agua; gas natural; estación de transformación de energía eléctrica (hasta 500 Kw), con un consumo estimado en 250 Kw; red contra incendio; aire comprimido y agua utilizada para la producción proveniente de un surgente.
En la planta baja están ubicados los procesos de almacenamiento de materia prima, insumos y productos elaborados, además de sanitarios, vestuarios, comedor, laboratorio, pañol de mantenimiento y administración, realizándose también la preparación de pedidos para sucursales.
La planta alta está reservada para el desarrollo del proceso de producción (formado, fermentado, horneado, enfriado, envasado primario y secundario), la palletización de productos y el almacenamiento de materia prima refrigerada, contándose asimismo con una sala de preparados, el sector de lavado de bienes de uso y sanitarios.
Gracias al mayor espacio disponible y a la incorporación de tecnología de última generación, las nuevas instalaciones tendrán inicialmente la posibilidad de duplicar el volumen que hasta el momento venía produciendo el sector, pudiendo satisfacer las necesidades de los asociados que se encuentran en todas las localidades en donde La Coope tiene presencia.
De tal manera, la planta fue acondicionada para la producción de tortas y budines; panes para panchos y hamburguesas; pizzas y pizzetas; grisines, talitas y marineras; roscas y panes de molde y dulces; bollos saborizados y galletas dulces, además de pan y facturas para Bahía Blanca y zona de influencia.