“Los chicos de La Coope” de Acha y una mano a los que más la necesitan

Empleados de la sucursal 52 de la Cooperativa Obrera, la única de la localidad pampeana de General Acha, se juntaron en noviembre del año pasado con un objetivo solidario: preparar la cena dominguera a los niños y niñas que concurren al merendero “Dios es amor”, a cargo de Patricia Miranda.Con el transcurrir del tiempo la concurrencia fue creciendo. Comenzaron con 30 pequeños y hoy llegan a unos 130 y sus familias, para conformar un total de 200 personas.Todo comenzó por la idea de Cecilia Ledesma (38), una empleada de Nueva Card  –sociedad que administra las tarjetas de crédito de La Coope– que cada año viajaba a Salta para ayudar a las comunidades aborígenes. La pandemia complicó sus planes en el norte argentino y decidió hacer algo en su propia localidad.Así fue como se puso en contacto con Patricia y le preguntó en qué podía dar una mano. “Me gustaría dar la cena”, le respondió la encargada del merendero. Entonces Cecilia reunió a sus compañeros que trabajan en la Cooperativa Obrera y les propuso juntarse los domingos para preparar la cena a quienes asisten a “Dios es amor”.La respuesta no tardó en llegar. Se sumaron Sergio Seisdedos, Hernán Ponce, Javier Benvenuto, Hernán Vazquez, Silvia Landaeta, Ezequiel Cisneros, Daiana Cleman, Raúl Zapa, Lourdes Lucero, Iván Pardiño, Martín Garciarena, Rubén Gómez, Fabiana Guzmán e Ignacio Vargas, conocidos en Acha como “Los chicos de La Coope”.“Cada uno colabora con lo que puede y también pedimos ayuda, porque a veces se nos hace muy difícil. Con eso vamos al merendero, donde tenemos dos mecheros, dos ollas y gas a garrafa, y cocinamos”, explica Cecilia.Los menús suelen ser arroz con pollo o con salsa bolognesa, y albóndigas con fideos.“A principios de la semana proponemos un plato para preparar y salimos a conseguir los ingredientes. También recibimos ayuda de La Coope y hay gente que siempre algo nos dona”, acota.Cecilia destaca el trabajo en equipo, que les permite repartir tareas, turnarse y llegar a tantas familias. Asegura que es un trabajo reconfortante, y que hay que sentir y disfrutar para poder hacer.“El objetivo es mantener esta iniciativa a la que cada vez se va sumando más gente. Te enterás de otras necesidades, como calzado o vestimenta, y tratamos de asistir dentro de nuestras posibilidades”, subraya.La pampeana dice que la llegada al merendero cambió su mirada, porque cuando empezó a viajar a Salta, donde hay mucha desnutrición, pensaba que esas situaciones solo se daban en el norte, pero la experiencia en “Dios es amor” le demostró que no es así.“Cuando salís por tu lugar te das cuenta que, si bien no es tan extremo, hay muchos chicos con problemas, que no comen o sufren de abusos. Te mueve el decir ‘qué podemos hacer por ellos’. Y tratamos de movilizarnos para que el otro, dentro de lo mal que está, pueda sentirse un poquito mejor”, añade.Cecilia remarca que entre los empleados de La Coope en General Acha siempre primó la solidaridad y que el grupo es muy unido, y desea que en otras sucursales también puedan surgir posibilidades de ayudar.“Es hermoso vivirlo, porque si bien preparar la comida es algo muy rutinario, lo mejor es establecer contacto con alguien que necesita ayuda y recibir su cariño a modo de agradecimiento. Esos encuentros siempre deparan un montón de satisfacciones”, reconoce.“Los chicos de La Coope” tienen una página de Facebook llamada “Manos en acción”, donde publican lo que hacen y reciben ayuda. Para colaborar también se pueden comunicar con Cecilia, al teléfono 2954 58-3816.
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