El impacto de la contaminación digital

Enviar un correo electrónico, compartir una foto por WhatsApp, ver una serie en streaming o participar de una videollamada suponen el 4 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, sumado al impacto ambiental que se produce durante la fabricación de los diferentes dispositivos que se utilizan.


Cada vez que utilizamos un dispositivo de uso individual, como un celular o una computadora, se pone en marcha toda una infraestructura que necesita de la energía necesaria para almacenar y transmitir esa información a través de los servidores.
Esta actividad realizada en el entorno digital genera emisiones de gases de efecto invernadero, de manera tal que solo dos acciones habituales como cargar el celular y conectar una computadora durante unas 8 horas demandan un consumo anual similar al de una heladera.
Asimismo, fabricar dispositivos que nos permiten el acceso al mundo digital, ya sean grandes infraestructuras o pequeños dispositivos de manejo personal, contiene una importante huella de carbono (es decir, la totalidad de emisiones de gases de efecto invernadero causadas por un individuo, acontecimiento, organización, servicio, lugar o producto, expresada como dióxido de carbono equivalente).
Por otra parte, mantener en funcionamiento este ecosistema tecnológico implica un costo medioambiental, así como tiene consecuencias para el planeta el momento en que la tecnología deja de ser operativa y toca deshacerse de ella.
Según The Shift Project (TSP), la organización francesa cuyo objetivo es combatir el cambio climático y disminuir la dependencia en los combustibles fósiles, el 4 % de las emisiones globales están causadas por la contaminación digital.
Y si nada cambia en tal sentido, la entidad pronostica un alto crecimiento de este porcentaje, de manera tal que en 2030 la polución digital podría suponer un 40 % del total del dióxido de carbono liberado a la atmósfera.

Tres frentes de combate

De acuerdo con la teoría The Big Three (Los tres grandes), creada por Jon Koomey, experto en el impacto medioambiental tecnológico, la contaminación digital puede abordarse desde tres grandes frentes: los fabricantes, los centros de datos, que almacenan y alojan las páginas web, y las redes de acceso, el cableado y las antenas que transportan los datos.
Expertos en la temática sostienen que ya se está trabajando en tratar de mejorar la sostenibilidad de la tecnología, ya sea mediante el uso de energías alternativas para alimentar los centros de datos y en procurar mayor eficiencia de los dispositivos hardware y, aunque en menor medida, de software, como aplicaciones o redes sociales.
Un estudio realizado por Website Carbon determinó que solo el uso mundial de Internet demanda un consumo de 416,2 teravatios-hora (TWh) anuales, una cantidad superior a la energía total demandada por todo el Reino Unido.


En tanto, desde Google se reconoció que una búsqueda en su plataforma libera 0,2 gramos de dióxido de carbono, por lo que en términos de medio am- biente, mil búsquedas equivaldrían a conducir un automóvil durante un kilómetro.


De todas formas, entendidos en la materia subrayan que más allá de este costo energético, las comunicaciones actuales sustituyen a otros medios como llamadas telefónicas, fax, telegramas o envíos postales, por lo que no se estaría aumentando sino disminuyendo la huella de carbono que generarían esas actividades.
El problema de la contaminación digital radica en la cantidad de comunicaciones que se realizan, ya que se estima que por minuto se envían 41,7 millones de mensajes en WhatsApp, se realizan 1,4 millones de llamadas y se suben 500 horas de videos.

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Modificado por última vez en Viernes, 17 Febrero 2023 16:15

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