Así lo refleja un listado dado a conocer por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN, en inglés), mundialmente conocido como la Lista Roja y basado en un sistema objetivo para valorar los riesgos de extinción de una especie.

El informe establece además las medidas de conservación que se deben tomar y cataloga las especies en alguna de las siguientes categorías, de mayor a menor grado de riesgo: extinta, extinta en estado silvestre, en peligro crítico, en peligro, vulnerable, casi amenazada y preocupación menor.

El trabajo de la UICN reveló también que las comúnmente conocidas como “rayas rinoceronte” son los peces marinos más amenazados del mundo con 15 de sus 16 especies en peligro crítico de extinción. Esta amenaza se debe principalmente a la sobrepesca que sufren estos rajiformes, por su carne y sus aletas.

“Nos enfrentamos al reto de conseguir una protección amplia para especies que habían pasado en gran medida desapercibidas tanto para los gobiernos como para los conservacionistas”, subrayó Nicholas Dulvy, copresidente del grupo de especialis-tas en tiburones del organismo.

Por otra parte Sonja Fordham, presidenta de la organización Shark Advocates International (favorable a la conservación de los tiburones), sostuvo que “el Mediterráneo es la única zona del mundo que cuenta con una prohibición de capturarlas, aunque todavía no se ejecuta lo suficientemente bien”.

La Lista Roja

También denominada en algunas ocasiones como el Libro Rojo y creada en 1963, la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza es el inventario más completo del estado de conservación de especies de animales y plantas a nivel mundial.

Muchos gobiernos y organizaciones crean sus propias listas rojas regionales basadas generalmente en la elaborada por la UICN, la principal autoridad mundial en la materia, en el que clasifican a las especies de su región que se encuentran bajo amenaza.

El objetivo es llevar al público la urgencia de los problemas de conservación, así como ayudar a la comunidad internacional a reducir la extinción. Es actualizada anualmente, realizándose un análisis en profundidad de las evaluaciones que contiene cada cuatro o cinco años.

El estudio utiliza un conjunto de criterios para evaluar el riesgo de extinción de miles de especies y subespecies, los que suelen ser aplicables a prácticamente todos los taxones del planeta.

La revaluación y adición de nuevas especies al listado se realiza mediante una revisión de pares por parte de las autoridades que colaboran en la elaboración de la obra, tal como el grupo de expertos que componen la Comisión de Supervivencia de Especies o, en el caso de las aves, la propia Birdlife International (una federación de asociaciones democráticas e independientes que tienen como objetivo la conservación y el estudio de las aves y sus hábitats).