Ante las crecientes necesidades humanitarias, el costo de la inacción es especialmente devastador para la población infantil.
Por tal motivo, Unicef aboga por actuar temprano y a escala, procurando garantizar una respuesta basada en el principio de salvar vidas y construir sistemas sostenibles para amortiguar el impacto de las crisis superpuestas actuales y futuras en comunidades ya vulnerables.
En este contexto, desde el lunes 30 de enero hasta el domingo 5 de marzo inclusive se desarrolla en todo el ámbito de acción de la Cooperativa Obrera la 13era. edición de la campaña “Sumemos muchas manos por la infancia”, a beneficio de Unicef Argentina.
Como es habitual, los consumidores pueden realizar su aporte voluntario en las cajas de las 145 sucursales de La Coope y el destino de los fondos recaudados será destinado a los distintos programas de niñez y adolescencia que Unicef Argentina lleva a cabo en el territorio nacional.
En la Argentina, los niños, niñas y adolescentes enfrentan desafíos para acceder a su derecho a educación, inclusión, salud, protección y participación.
Por tal motivo, el programa de trabajo de Unicef en nuestro país se enfoca en estas cinco áreas temáticas. El objetivo es mejorar el acceso de cada niño, niña y adolescente a derechos, bienestar y oportunidades de desarrollo, considerando que su futuro no debería depender del hogar en el que nace.
Necesidades sin precedentes
A través de un informe dado a conocer en el último tiempo, Unicef destacó que, hoy en día, el número de niños y niñas que necesitan asistencia humanitaria es mayor que en cualquier otro momento desde la Segunda Guerra Mundial.
“En todo el mundo, la población infantil se enfrenta a una confluencia de crisis de proporciones históricas, que van desde conflictos y desplazamientos hasta brotes de enfermedades infecciosas y un aumento de las tasas de malnutrición”, resaltó el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
El estudio de Unicef subrayó además que más de 400 millones de niños y niñas viven en zonas en conflicto y se estima que 1.000 millones (casi la mitad de la población infantil mundial) residen en países extremadamente vulnerables a los efectos del cambio climático.
En tanto, al menos 36,5 millones de niños y niñas han sido desplazados de sus hogares, el número más alto jamás registrado (incluyendo 13,7 millones de niños y niñas refugiados y solicitantes de asilo, y a casi 22,8 millones de desplazados internamente en sus países).
Por otra parte, unos 8 millones de niños y niñas menores de 5 años de 15 países afectados por enfermedades como la emaciación grave, una forma de malnutrición que provoca delgadez y debilidad extremas, aumentando las posibilidades de morir o de sufrir deficiencias en el crecimiento, el desarrollo y en la capacidad de aprendizaje.
Con referencia al impacto del cambio climático, Unicef indicó que se está haciendo sentir en amplias regiones del planeta, a través de inundaciones que han destruido cosechas, dejando a las comunidades en una situación de creciente pobreza e inseguridad alimentaria, o mediante la desertificación, el aumento de la sequía, la disminución de los cultivos o la calidad del agua, entre otros.
Frente a esta cruda realidad, Unicef lanzó un llamamiento de financiación de emergencia a nivel internacional por valor de 10.300 millones de dólares (9.757 millones de euros), con la intención de llegar en 2023 a más de 173 millones de personas, incluidos 110 millones de niños y niñas afectados por crisis humanitarias, los efectos duraderos de la pandemia de Covid-19 en todo el mundo y la creciente amenaza de acontecimientos