Sencillo, humilde, talentoso y orgullosamente identificado con los colores de Villa Mitre, el club representativo del barrio que lo vio crecer desde chico, el entrañable flaco, como todos lo conocían, dejó un legado enorme, desde lo personal y desde su labor profesional. Con seis décadas dedicadas a una actividad que abrazó con pasión, Omar Morán llevó la fotografía en sus genes y a partir de su hombría de bien supo ganarse un lugar importante en quienes componemos la Cooperativa Obrera, compartiendo gratos momentos que ahora darán paso a los mejores recuerdos.
Más allá de que a lo largo de su dilatada trayectoria retrató personajes que hicieron historia, desde Fidel Castro hasta Juan Domingo Perón, Omar jamás se jactó de sus obras. Ni siquiera de la más grande de todas, única e irrepetible, esa que trascendió épocas reflejando a través de Atilio Fruet y José Ignacio De Lizaso, dos de los basquetbolistas más representativos de la selección de Bahía Blanca, la pasión de toda una ciudad por el deporte que la identifica.
Se fue Omar Morán, un hombre que a través de un lente supo ver la vida desde otra perspectiva.